El ozono es un gas invisible, incoloro y de olor agradable formado por tres átomos de oxígeno. Es un contaminante de tipo secundario, es decir, no es emitido directamente a la atmósfera, sino que se produce en ella a partir de hidrocarburos (compuestos orgánicos volátiles), metano, monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno que reaccionan con la radiación solar. Por esta característica y por su elevado poder de oxidación se engloba en el grupo de los oxidantes fotoquímicos. Se trata de un contaminante del aire de gran preocupación en Europa, porque puede afectar a la salud humana y dañar el medio ambiente.
El ozono se forma en el aire a partir del oxígeno, cuando ciertos gases como los óxidos de nitrógenos procedentes, por ejemplo, del tráfico o de centrales térmicas de electricidad, y compuestos orgánicos volátiles, reaccionan bajo la acción de la luz solar.
El ozono bueno y el malo
El ozono a nivel del suelo - en el aire que respiramos - ozono malo no debe confundirse con la capa de ozono en la atmósfera superior, que protege la Tierra de los rayos ultravioletas del sol ozono bueno.
El ozono troposférico (el que se encuentra cerca de la superficie de la Tierra, entre el suelo y 19 km. de altura) es un contaminante que puede llegar a afectar a nuestra salud. Además, en la alta troposfera contribuye en gran medida al efecto invernadero.
El ozono estratosférico (el que se encuentra en las capas altas de la atmósfera) nos protege de las radiaciones ultravioletas del sol.