Los árboles son los seres vivos más viejos del planeta. Y también unos de los más útiles, tanto para el hombre como para la propia naturaleza.
Buena parte de las funciones y beneficios que los árboles proporcionan a la humanidad son directos, tangibles y fáciles de medir. Aquí estarían todos los productos materiales que el árbol nos da: múltiples frutos comestibles, madera de distintos tipos, pulpa para hacer papel, mantillo para los bosques, resinas, látex, aceites, carbón vegetal y un sin fin de sustancias y esencias empleadas tanto en la industria farmacéutica como en la de curtiduría, la química o la de perfumería y belleza.
Junto a esta larga lista de productos, hay multitud de beneficios indirectos o servicios ambientales que cumplen los árboles. Estos son difíciles de medir, pesar o cuantificar, pero son cruciales para la vida en el planeta.
- Los árboles y el ciclo del agua: los árboles interceptan el agua, la almacenan y ayudan a almacenarla; también nos defienden de la erosión hídrica y de las riadas.
- Los árboles y el suelo: los árboles de los bosques son los encargados de formar el mantillo o capa de materia orgánica en descomposición que asegura el reciclaje de gran cantidad nutrientes básicos para la vida.
- Los árboles y el clima: los árboles reducen la velocidad del viento, aumentan la humedad relativa del aire, aminoran los efectos de la radiación solar sobre el suelo y disminuyen la temperatura en tiempo caluroso o la aumentan en tiempo frío.
- Los árboles y la atmósfera: los árboles actúan de sumidero de dióxido de carbono. Además tienen la facultad de filtrar hasta una tonelada de polvo por año y de mejorar la calidad del aire reduciendo la cantidad de contaminantes atmosféricos.
- Los árboles y la fauna: los árboles son para una gran cantidad de animales fuente de alimento o lugar de cría, protección o abrigo. A cambio, los animales silvestres contribuyen a los flujos de energía del ecosistema como parte importante de la cadena de alimentos y diseminan su polen y sus semillas.
- Los árboles y nuestra calidad de vida: los árboles contribuyen a hacer nuestra vida y nuestro entorno más bello y agradable. Realzan y llenan de color los paisajes, dan privacidad, reducen la luz intensa y el ruido, son el componente perfecto en los lugares de esparcimiento y de juego, dan frescura a la ciudad, mitigan la contaminación atmosférica, incluso, según diversos estudios, mejoran la salud y el equilibrio psíquico ayudándonos a eliminar el estrés.