chopera

La transformación de los sotos

Las márgenes del río Ebro en los Sotos de Alfaro, como ya hemos visto anteriormente, han venido sufriendo transformaciones continuas a lo largo del tiempo. En un intento del hombre por cultivar sus suelos y defenderlos de las crecidas del río, se ha modificado el paisaje original. Así se han producido transformaciones en el medio como la ampliación de los terrenos agrícolas, el incremento de las plantaciones de chopos, la extracción de gravas y la construcción de defensas.

La ampliación de la superficie cultivada

Hasta los años cincuenta se producen talas en los sotos para ganar terreno y obtener pastos para el ganado. Hasta entonces los sotos apenas eran utilizados para la agricultura dada la peligrosidad de cultivar cerca del río, bien conocida por los habitantes de la zona.Es a partir de los años cincuenta, como consecuencia de una economía agrícola de mercado más que por la expansión demográfica, cuando las zonas de huerta comienzan a ocupar amplias superficies ribereñas, con la destrucción de la vegetación de los sotos. Entre 1927 y 1986, en el tramo de los Sotos de Alfaro comprendido entre Estajao y Las Rozas, se produce un aumento de las áreas cultivadas de aproximadamente 100 Has.

La proliferación de choperas

Las plantaciones de chopos en las riberas, con variedades de crecimiento rápido, han alcanzado un gran desarrollo en las últimas décadas. De estos cultivos se obtienen buenos rendimientos económicos y sirven para desarrollar los suelos para usos agrícolas.

Las extracciones de gravas

Son explotaciones que aparecen en las últimas décadas y que se sitúan en las orillas convexas de distintos meandros. Para las labores de extracción se emplea maquinaria pesada que va dejando en las barras de grava importantes hondonadas que contribuyen a la degradación del paisaje y al cambio de la dinámica fluvial.

La construcción de defensas en el río Ebro

A partir de la década de los cincuenta, con la ampliación de los terrenos de cultivo en las riberas, comienzan a aumentar los daños producidos por las crecidas. Los sindicatos de regantes empezaron entonces a demandar obras de defensa para garantizar la seguridad de sus cultivos.Los primeros proyectos de obras se realizan en 1959 aunque las defensas que hoy podemos observar comenzaron a constituirse a finales de los años 70. Estas obras ciñeron el trazado del río, rompiendo su dinámica natural y redujeron los terrenos con potencialidad para regenerar nuevos bosques de ribera.Las obras de defensa que más se han utilizado en la zona son los diques de tierra compactada. Estos diques son anchos y de poca altura, no llegando ninguno a los 3 m. Su situación discurre paralela al cauce y a una cierta distancia de éste y su función es la de aumentar la capacidad del cauce, permitiendo que el río discurra sin desbordamientos en las crecidas habituales. Adosadas a estos diques, en algunos puntos concretos, también aparecen escolleras de piedra con el fin de evitar la erosión de las márgenes donde se localizan.

En los Sotos de Alfaro, la margen izquierda ha sido tradicionalmente la menos conflictiva, dada la tendencia del cauce a migrar hacia el sur. En esta margen aparece un dique de tierra compactada que por lo general se localiza a cierta distancia del cauce. En la margen derecha aparecen levantados distintos diques de tierra, reforzados en buena parte de ellos con escolleras de piedras.Debemos tener en cuenta que un soto bien desarrollado y conservado es la mejor defensa frente a la erosión fluvial y la que menos cuidado y mantenimiento requiere. Si falta el soto termina por perderse el suelo y esta pérdida supone una importante degradación del entorno.