Fauna de ciudades y pueblos

El medio humanizado en La Rioja

Las ciudades crean su propio microclima, aumentan la temperatura media con respecto a sus alrededores, disminuyen el riesgo de heladas en la época invernal y sus edificios suavizan los vientos. Además, ofrecen refugio y cobijo en sus construcciones y jardines, así como variadas posibilidades de alimentación. Sin embargo, las ciudades, y en menor medida los pueblos por su reducido tamaño, son un hábitat inhóspito para la mayoría de los animales, y pocas especies las han poblado con éxito, por lo que su comunidad faunística es siempre menos diversa que la del medio natural circundante.

No obstante, un reducido número de animales hacen uso de los asentamientos urbanos, bien habitualmente o bien de manera ocasional. Son seres cosmopolitas, oportunistas dotados de una gran capacidad de adaptación, generalmente prolíficos y omnívoros, que han sabido aprovechar con éxito las condiciones de vida de las sociedades humanas. Entre los habitantes más aventajados, no sólo de las localidades riojanas, sino también de las urbes de todo el mundo, se encuentran las palomas, los gorriones, los estorninos, las ratas y los ratones.

Aves nidificantes

La paloma doméstica de las plazas y calles está emparentada con la paloma bravía, y en su evolución ha pasado de ocupar los cortados rocosos, a adueñarse de los tejados, repisas, estatuas y alfeizares de los edificios y monumentos de todo el mundo. El estornino negro es un pájaro mediterráneo de tierras agrícolas más que de ciudades pero, en La Rioja como en otras regiones, es un inquilino habitual de los tejados de las afueras de las ciudades y de los pueblos, ocupando el lugar que el estornino pinto ostenta con descaro en ciudades como Londres o Nueva York y que, en estas latitudes hasta el momento, sólo ejercita en las noches de invierno.

El gorrión común es el pájaro más urbano, en un principio vivía con otras especies de gorriones, el gorrión molinero por ejemplo, en los matorrales del área mediterránea, alimentándose de hierbas y semillas, con el tiempo, se han vuelto urbanitas conforme las aldeas se fueron transformando en pueblos y, éstos, en ciudades. Hoy el gorrión común es capaz de cubrir todo su ciclo vital en el centro urbano, mientras que el molinero lo hace en las afueras. Al lado de estos animales decididamente urbanos, los pueblos y ciudades de La Rioja, así como ocurre en otras del ámbito mediterráneo, albergan animales que gozan por lo general de mejor fama, los vencejos, golondrinas y aviones son tres buenos ejemplos pero el de la cigüeña blanca se lleva la palma. Tras un pasado floreciente en el que se contabilizaron 122 parejas repartidas por toda la geografía riojana en el año 1948, bajó sus efectivos en 1986 hasta 42 parejas con los peores augurios sobre su futuro pero, sorprendentemente, su recuperación es un hecho incuestionable al haber superado las 321 parejas en el año 2000, de las que unas 113 se agrupan en la colonia de la Iglesia Colegiata de San Miguel Arcángel de Alfaro, considerada la mayor colonia reproductora del mundo en un mismo edificio.

Otros vertebrados

De entre los mamíferos típicamente urbanitas destacamos la rata común o de alcantarilla, la rata negra y el ratón casero, que al igual que los gorriones han seguido el patrón evolutivo en el que han sido capaces de cubrir todo su ciclo vital en el centro urbano. El caso de la salamanquesa común es uno de los más singulares. Éste es un pequeño y beneficioso reptil comedor de insectos que vive en todos los países mediterráneos, y especialmente en sus costas donde es más abundante. Allí tiene hábitos nocturnos, no hiberna, y se encuentra tanto en edificios como en hábitats naturales, por los que trepa, hasta en paredes muy lisas, con ayuda de unos dedos especiales. También se localiza en las ciudades del Valle del Ebro, que soportan inviernos más rigurosos y noches frías durante la mayor parte del año. Dado que esta zona se aleja de sus condiciones óptimas, todo parece indicar que las salamanquesas han podido instarse, al límite de sus posibilidades, gracias al microclima de temperaturas más suaves creado en el interior de las mayores poblaciones (Alfaro, Calahorra, Logroño), de tal manera que no aparecen en hábitats naturales, más fríos, se ven obligadas a hibernar y, por ello, a desarrollar hábitos diurnos durante las semanas precedentes y posteriores al reposo invernal, para poder acumular las suficientes reservas nutricias y pasar con éxito la obligada época de letargo.

Fauna de otros biotopos

En las afueras de las poblaciones donde la urbe pierde influencia y se desvanece entre los cultivos, el matorral o el bosque cercanos, la presión humana es menor y la diversidad faunística se acrecienta. Hasta allí se acercan lechuzas, autillos, cernícalos, verderones, verdecillos, varias especies de murciélagos, erizos, mirlos, lagartijas ibéricas, zorros, comadrejas, lirones, urracas..., y se instalan -a veces adentrándose hasta el mismo centro urbano- en casas de campo, graneros, setos, parques, jardines, tapias, edificios abandonados, ermitas y todo tipo de construcciones que les puedan servir, perdiendo su natural recelo hacia el hombre.

Nombre científicos de las especies citadas en el texto (solo fauna actual de La Rioja)
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