El suelo, junto con el agua y el aire, da soporte a los ecosistemas terrestres y al sistema productivo agrario. El suelo constituye un recurso natural difícilmente renovable, ya que los procesos que permiten su formación y regeneración son extremadamente lentos, por todo ello es necesario establecer medidas de gestión y protección frente a su degradación.
En el año 2006, el documento de la comisión de las comunidades europeas "Estrategia temática para la protección del suelo de la Unión Europea" propuso un marco y objetivos comunes para prevenir la degradación del suelo, preservar las funciones de éste y rehabilitar los suelos degradados y hace especial hincapié en el problema de la contaminación local del suelo por compuestos químicos. La Estrategia forma parte de la propuesta de Directiva por la que se establece un marco para la protección del suelo, en la que las medidas que se establezcan irán dirigidas a:
Protección del suelo y aguas subterráneas. Control de actividades contaminantes