El suelo, junto con el agua y el aire, da soporte a los ecosistemas terrestres y al sistema productivo agrario. El suelo constituye un recurso natural difícilmente renovable, ya que los procesos que permiten su formación y regeneración son extremadamente lentos, por todo ello es necesario establecer medidas de gestión y protección frente a su degradación.
Los suelos sanos son la base del 95 % de nuestros alimentos, albergan más del 25 % de toda la biodiversidad y son el mayor almacén terrestre de carbono del planeta. Sin embargo, el suelo es un recurso limitado y más del 60 % de los suelos de la UE no se encuentran en buen estado.
El suelo es un recurso no renovable que debe protegerse y restaurarse. La estrategia de la UE para la protección del suelo para 2030 se centra en "Aprovechar los beneficios de unos suelos sanos para las personas, los alimentos, la naturaleza y el clima
", mientras se tramita la futura directiva del suelo: Ley de Vigilancia del Suelo: la UE hacia la consecución de unos suelos sanos de aquí a 2050.
Protección del suelo y aguas subterráneas. Control de actividades contaminantes