¿Estoy estresado?

El estrés es un hecho habitual en nuestras vidas. No puede evitarse, ya que cualquier cambio al que debamos adaptarnos representa estrés. Sin embargo, al pensar en hechos estresantes, siempre acuden a la mente sucesos negativos como daño, enfermedad o muerte de un ser querido, sin tener en cuenta que un suceso positivo puede resultar igualmente estresante; así, cambiar de casa o ascender en el trabajo traen consigo el estrés de un nuevo estatus y de nuevas responsabilidades.

Nuestras experiencias estresoras provienen de tres fuentes básicas: nuestro entorno, nuestro cuerpo y nuestros pensamientos.

  • Dentro del entorno los estresores más habituales tienen que ver con
    • Entorno personal: destacamos dos aspectos uno que tiene que ver con rasgos de personalidad que nos pueden hacer más vulnerables al estrés: inseguridad, baja autoestima, competitividad, personalidad hostil o agresiva, hipocondría, autoexigencia, pesimismo… o situaciones personales (enfermedades o problemas de salud, situaciones económicas complicadas…)
    • Entorno familiar y social: El familiar es uno de los estresores más significativos por la carga emocional que suelen implicar. Algunas situaciones son:
      • Relación de pareja no satisfactoria por problemas sexuales y/o convivencia
      • Problemas de salud de pareja, hijos o familiares cercanosHijos con trastornos de adaptación y/o conducta.
      • Enfermedad de hijos.
      • Hijos sin trabajo estable.
      • Ambiente familiar alterado
      • Problemas con otros familiares
    • Entorno laboral: es la fuente de estrés más estudiada, motivo de intensa preocupación tanto para trabajadores como para la propia organización por las repercusiones que tiene no sólo para la salud y el bienestar de las personas sino por motivos de productividad.
  • Nuestro cuerpo como fuente de estrés: los momentos difíciles que representan la adolescencia, el envejecimiento, la enfermedad, los accidentes, las restricciones de dieta, los trastornos de sueño, etc. Son circunstancias que afectan al organismo. Además ante un estímulo que interpretamos como amenazante, produce una respuesta fisiológica en nuestro organismo que nos prepara para afrontar o escapar de la amenzada.¡
  • La tercera fuente de estrés proviene de nuestros pensamientos: el modo de interpretar y catalogar nuestras experiencias y el modo de ver el futuro puede servir tanto para relajarnos como para estresarnos. Por ejemplo, una mirada agria del jefe puede interpretarse como reprobatoria de nuestro trabajo y provocar, ansiedad, o bien como un signo de cansancio o preocupación de índole personal y no resultar motivo de temor. Pensar sobre los problemas produce tensión en el organismo, lo cual crea a su vez, sensación subjetiva de intranquilidad, que provoca pensamientos todavía más ansiosos, cerrándose de esa manera el círculo.

CONOCE TUS FUENTES DE ESTRÉS

El primer paso para reducir el estrés es conocer cuáles son las principales fuentes de estímulos estresores. Aunque probablemente seas consciente de los motivos que en la actualidad te resultan estresantes, seguramente estés subestimando el número de cambios a los que cada día te ves obligado a adaptarse.

Para conocer mejor el grado de estrés presente en tu vida en el último año puedes descargarte el siguiente test. Descargar Test [pdf]