Cuando uno se fija en la bandeja, puede comprobar que lleva marcado un símbolo triangular con un número 6. Es el código de identificación de plásticos y el 6 se refiere al poliestireno, un polímero derivado del petróleo con el que se fabrican también platos de usar y tirar, envases de yogures, hueveras... Sin embargo, existe bastante confusión sobre este material concreto de las bandejas, incluso entre los propios productores.
Si se llama por teléfono a la marca Cryovac, que tiene una fábrica de estas bandejas en Buñol (Valencia), la respuesta es que se trata de poliestireno expandido. Ahora bien, la Asociación Nacional de Poliestireno Expandido (Anape) considera que esto es un error habitual y asegura que el material de las bandejas es en realidad poliestireno extruido.
Existen dos tipos diferentes de estos plásticos espumosos. Como explica Raquel López, gerente de la Anape, con el poliestireno expandido (también conocido como EPS, poliespán, corcho blanco…) se ve de forma clara que se trata de un conglomerado de pequeñas bolitas. Es el mismo corcho blanco de las cajas de las pescaderías o de los embalajes de aparatos electrónicos. O también de los cascos de los ciclistas. Para fabricarlo, se expanden pequeñas perlas de poliestireno que tienen ya incorporado un agente expansivo, que suele ser pentano. El proceso de transformación consiste en expandir en una primera fase las bolitas por medio de vapor de agua, dejarlas enfriar y volver a expandirlas para que se unan en los moldes que darán forma al plástico.
Las bandejas blancas (o de otros colores) de los supermercados tienen una apariencia mucha más homogénea, pues por lo general están fabricadas con poliestireno extruido (XPS). No es un conglomerado de bolitas, sino un material compacto. Y esto es porque se fabrican de forma distinta. Para su transformación se necesita una extrusora. "Es como una máquina de churros, pero lo que sale tiene forma de lámina", comenta López. Aquí el agente expansivo no está en las perlas de poliestireno, sino que se añade en la extrusora, y se utiliza dióxido de carbono u otros gases de los que a veces se sabe muy poco. Lo que sale es una lámina de unos pocos milímetros a la que después se le dará forma de bandeja con calor.
En uno y otro caso la materia prima es poliestireno y en principio se trata de materiales prácticamente iguales. Sin embargo, la confusión en torno a estos plásticos muestra lo poco que se sabe a veces de ellos. "La industria química es complicada y las fórmulas suelen ser secretas", comenta la gerente de Anape, que reconoce la dificultad para saber la composición concreta de cada marca. "Se tiende a confundir estos dos materiales, pero si rompes el poliespán se ven las bolitas y si rompes el otro se ven como puntas o agujas", insiste.
¿Qué impacto ambiental tienen estos plásticos espumosos? La respuesta puede ser también muy distinta, según para qué se usen y lo que se haga con ellos al final de su vida útil. Como muestra el análisis de ciclo de vida del embalaje de un televisor encargado hace unos años por fabricantes europeos de poliestireno expandido (EUMEPS), la mayor incidencia estaría relacionada con su fabricación a partir de materia virgen, es decir, con el poliestireno.
En el caso de los envases de supermercado, quizá lo que habría que preguntarse es cuándo son realmente necesarios. Algunas superficies están sustituyendo estas bandejas de poliestireno (u otros plásticos) por otras de cartón ondulado para algunos productos, como las frutas (que a menudo ya tienen un "embalaje" natural). Sin embargo, uno se puede llevar grandes sorpresas con lo que se encuentra dentro de estas bandejas de poliestireno: como dos hamburguesas con el sello de ganadería ecológica (ver foto).
Todos estos envases pueden ser reciclados si se tiran en el contenedor de color amarillo, transformándose en una granza con la que se podrán fabricar otros productos. Además, el poliestireno expandido tiene una particularidad: cuando está limpio, el material usado puede volver a utilizarse directamente en el comienzo del proceso de fabricación. "Lo trituras y lo metes de nuevo en el molde", incide la gerente de Anape, que explica que aún así la tasa de reciclado del poliespán en España es hoy inferior al 25% del que se consume.
Como detalla Ignacio Zabalza, ingeniero del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), el poliestireno se produce a partir del etilbenceno: el benceno se obtiene a partir de petróleo y el etileno a partir de gas natural. Según sus cifras (que provienen de una base de datos suiza reconocida: Ecoinvent), por cada kilo de poliestireno expandido se necesita 1,17 kg de petróleo y 1,01 m3 de gas natural. Además, cada kilo conlleva también la emisión de 7,3 kg CO2equivalentes y tiene una energía incorporada de unos 29 kWh". "Su impacto de fabricación es por tanto elevado", destaca.