En el ámbito de la industria alimentaria la quitina y el quitosano deben hacer frente a dos casuísticas: en algunos casos, relacionada con la necesidad de más investigación, y en otros, debida a las limitaciones legales, ya que aunque el uso alimentario del quitosano está permitido en países como Japón, Corea, Nueva Zelanda o EEUU, en Europa su uso sólo está permitido en el ámbito dietético (como "atrapador" de grasa) y su aplicación como aditivo alimentario está pendiente de aprobación oficial.
A pesar de estas limitaciones legales existe un considerable progreso en la investigación relacionada con las aplicaciones de la quitina y el quitosano en alimentación. Las posibilidades de utilización en la industria alimentaria son amplias: