El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), adscrito al Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña, y la empresa Embotits Salgot S.A., pondrán en marcha un proyecto destinado, entre otros fines, a mejorar la calidad nutricional de los productos cárnicos de origen porcino sobre la base de las directrices de la estrategia NAOS. La iniciativa, que se desarrollará a lo largo de los próximos dos años, cuenta con un presupuesto de un millón de euros del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI).
Denominada "Nuevo proceso de elaboración de productos cárnicos tradicionales de alta calidad a partir de cerdos criados en un sistema de producción ecológico y sostenible, y adaptados a la estrategia NAOS", pretende obtener carne porcina ecológica con características nutricionales que se adecuen a las demandas de los consumidores del siglo XXI, "interesados en llevar estilos de vida saludables", explicó el IRTA. Para ello, los investigadores de los Programas de Nutrición, Salud y Bienestar, de Calidad del Producto y del Centro de Evaluación del Porcino del instituto catalán estudiarán la incorporación de zeolitas en la dieta de los animales.
Según estudios anteriores, las zeolitas intervienen en el metabolismo proteico de especies monogástricas, al contribuir a la absorción de los compuestos nitrogenados y fosfóricos. Sin embargo, "no se conocen sus efectos en el caso de la producción porcina ecológica", señaló el IRTA. El proyecto tratará de obtener conocimiento sobre el efecto de este suplemento en los parámetros productivos, sobre todo en relación al aprovechamiento proteico y a la excreción de dichos compuestos por parte de los animales, además de los posibles efectos en la calidad de su canal y de su carne.
En una segunda fase del estudio se investigará el efecto de ácidos grasos monoinsaturados y del grupo n-3 en la dieta porcina. Finalmente, investigadores del Programa de Tecnología Alimentaria del IRTA coordinarán las actividades relacionadas con la reducción de sal y de grasa en el producto cárnico elaborado y, finalmente, de la utilización de diversos tipos de envasado en la estabilidad y la calidad final del producto.
Además de transmitir al consumidor la imagen de tradición y de cultura gastronómica, según los responsables de la investigación, "esta colaboración público-privada permitirá llevar al mercado productos cárnicos con valores añadidos para el consumidor, permitiéndole una dieta más saludable y con un mayor respeto para el medio ambiente", defendió el IRTA.