Las autoridades japonesas han decidido prohibir la distribución de carne de vacuno de la provincia de Fukushima, tras confirmarse que más de 600 vacas se alimentaron con pienso radiactivo. La medida se adopta entre una creciente inquietud por el alcance de la contaminación alimentaria en la zona golpeada por la crisis nuclear.
La prohibición la anunció el ministro portavoz, Yukio Edano, pocas horas después de detectarse un elevado nivel de cesio radiactivo en el forraje utilizado para alimentar al menos a 648 vacas, cuya carne se distribuyó en 38 de las 47 provincias de Japón. La mayor parte del pienso contaminado provenía de la provincia de Fukushima, donde se encuentra la central nuclear gravemente dañada por el tsunami de marzo, aunque también había parte cultivada en la región de Miyagi, que limita al sur con la anterior.
En una granja de la localidad de Motomiya, a 57 kilómetros al noroeste de la maltrecha planta, se detectó un nivel de 690.000 becquereles de cesio por kilo de forraje, 1.380 veces el límite permitido por el Gobierno nipón y el nivel más alto hallado hasta el momento. Pero también se han encontrado altas cantidades de materiales radiactivos en pasto de la ciudad de Kitakata, situada a más de 100 kilómetros de la central que ha protagonizado el peor accidente nuclear desde el de Chernóbil.
En la provincia de Fukushima hay unas 4.000 ganaderías que el Gobierno tiene previsto inspeccionar para principios de agosto, mientras que en la vecina Miyagi también se han iniciado controles sobre las 915 explotaciones de ganado existentes. Hasta ahora, las autoridades regionales solicitaban a los propietarios de las granjas que se abstuvieran voluntariamente de vender la carne si tenían la sospecha de que podía estar contaminada, pero no era una prohibición vinculante.
El Ministerio nipón de Sanidad, en un mensaje de calma, ha señalado que comer varias veces carne con niveles de cesio radiactivo superior al límite fijado por el Gobierno no afectaría seriamente a la salud. La paralización del comercio en este sector supondrá un nuevo revés para los ganaderos de Fukushima, a los que el Gobierno ha prometido indemnizaciones para compensar tanto los daños económicos como los psicológicos causados por la situación. También se prevén compensaciones para paliar las pérdidas resultantes de la posible caída de los precios de la carne vacuna en Japón, donde anteriormente también se alertó sobre la contaminación en otros alimentos, como espinacas o una especie de pez similar a la anguila.