Partículas muy pequeñas de arcilla, "nanopartículas", agregadas al plástico, pueden conferir resistencia a la temperatura; una serie de compuestos "naturales", extraídos de plantas, pueden conferir al plástico que los contiene propiedades antimicrobianas y/o antioxidantes, … Ainia y Aimplas organizaron el 5 de julio 2011 la jornada "Envases activos y nanotecnología – Alternativas de reducción de costes y mejora de la vida útil en el envasado de alimentos", en que técnicos de las dos instituciones expusieron los trabajos realizados para producir plásticos con propiedades adicionales (dados por la adición de materiales inertes u orgánicos), en el caso de la primera de las instituciones, y los resultados obtenidos de su uso, los de Ainia.
Un gran potencial con mucha especificidad – desarrollos caso a caso
Las posibilidades de innovación que permiten la creación de plásticos con propiedades conferidas por los materiales agregados es en teoría prácticamente infinita; de hecho en el mercado ya existen plásticos con añadido de arcillas que actúan sobre los gases del interior del envase. Trabajar con "sustancias naturales" como aditivo es más complejo dado que los plásticos deben trabajarse a altas temperaturas y éstas afectan negativamente la integridad de los derivados de plantas. Sin embargo, la puesta a punto de tecnología adecuada permitiría aprovechar los subproductos vegetales; uno de los plásticos que mostraron incorporaba oleorresinas de tomate, con propiedades antioxidantes.
En el transcurso de las distintas exposiciones quedó claro que se trata de tipos de materiales de envasado que, por la facilidad de degradación de los aditivos "naturales", requieren de desarrollo caso a caso. Igual ocurre con los resultados de su aplicación. Los diferentes comportamientos de los productos a envolver con ellos requiere de ensayos caso a caso, así como del mantenimiento, durante la actividad comercial, de las condiciones, básicamente de temperatura, idóneas.
Los plásticos a utilizar deben ser compatibles con las necesidades de preservación de los compuestos derivados de plantas; por ejemplo, el PET (el plástico de alta transparencia de las botellas de refrescos), que requiere trabajarse a temperaturas altas, no puede aprovecharse por este motivo. Igualmente se les exige que mantengan sus características en cuanto a permeabilidad o transparencia. También los aditivos tienen sus requisitos; un producto natural con un alto nivel de degradación por debajo de 100ºC será de difícil utilización, por los requisitos que tiene el proceso de fabricación de los plásticos.
La búsqueda de compuestos con propiedades específicas para ser utilizados como aditivos es todo un campo de investigación; el proyecto Nafispack, Natural Antimicrobials for Innovative and Safe Packaging, se ocupa de analizaar potenciales aditivios que tengan propiedades antimicrobianas. En este proyecto participa, entre otras instituciones y empresas, Itene; la primera jornada abierta al público tuvo lugar en Bruselas en mayo 2010 y las ponencias están disponibles. La segunda tendrá lugar el 6 de octubre 2011 en Itene.
Los plástiscos aditivados resultantes han de tener las mismas funcionalidades que se exigen a otros plásticos; una de ellas, la "sellabilidad", para poder utilizarse en equipos de termosellado.
El objetivo de la nanotecnología aplicada a la creación de plásticos es controlar los gases, la humedad, la oxidación, los olores (evitar los negativos, añadir aromas) y el control del crecimiento microbiano.
La fabricación de un plástico aditivado necesita, primero, de la creación del materbach que incorpore el compuesto activo (el masterbach es un concentrado que contiene este compuesto y que tiene por objetivo facilitar la integración homogénea en el plástico). La microencapsulación puede ayudar a mantener las propiedades de un compuesto. Si el compuesto a añadir son nanoarcillas, las arcillas deben ser exfoliadas (separar las capas que naturalmente componen las arcillas) para que se dispersen adecuadamente en el plástico y tengan mayor superficie de acción.
Entre los "compuestos naturales" más utilizados como potencial ayuda a la conservación se encuentran los aceites esenciales, procedentes de eucalyptus, canela, tomillo, orégano, etc.
Ensayos con plásticos aditivazos se han realizado en los principales grupos de alimentos; en el caso de experiencias realizadas con frutas, se lograron prolongaciones en la vida útil del 30 al 50% en trabajos de Ainia y Aimplás.
¿Para qué se hacen los ensayos?
José Angel Garde hizo una interesante reflexión en relación a la bibliografía sobre envases activos, un tema que interesa desde hace muchos años.
En un análisis de trabajos publicados en un mismo período de tiempo, de envases activos tratan 574; de envases activos + aceites esenciales, 274; de envases activos + aceites esenciales + vida poscosecha, 146. A su vez, de eso 146, que incluyan probar el alimento, solo 40. Es decir, que del total de trabajos, menos del 10% se ocupan de la extensión de la vida útil del producto que contenían. "Los problemas prácticos no se resuelven cuando conocemos la solución… sino cuando la ponemos en práctica".