Entre los productos de uso diario, el calzado es uno de los que responde a un mayor número de requisitos para lograr la satisfacción del consumidor. De esta forma, combina aspectos estéticos de diseño marcados por las tendencias de la moda con otros relacionados con el confort y la protección.
En la mayoría de las ocasiones la innovación en el producto viene de la mano de la incorporación de un determinado componente. Esto sucede en el calzado al igual que en otros sectores como el del automóvil, donde muchas innovaciones son introducidas por la industria auxiliar.
Para Juan Carlos González, "la innovación centrada en un componente determinado conlleva a su vez una gran ventaja: el fabricante del producto final podrá mantener ese componente durante más de una temporada y variar el resto para ajustarse a las tendencias, siempre y cuando el componente que incorpora esta innovación no esté muy marcado por la moda".
"En la situación actual, no cabe duda de que un componente innovador será bien valorado en un mercado ávido de estrategias que permitan la diferenciación y aseguren un posicionamiento en el sector a nivel internacional", asegura el director de Indumentaria del Instituto de Biomecánica de Valencia.
Ejemplos de este trabajo los encontramos en la participación del IBV en el desarrollo de nuevos componentes como el que ha permitido fabricar un zapato de tacón alto que absorbe los impactos y ayuda a caminar (Sxoe Evolution, creado por la empresa ilicitana GEDECA) y la investigación en nuevos materiales inteligentes para calzado de mujer que ayuden a prevenir patologías de los pies como los juanetes (proyecto Shop Instant Shoe, financiado por la Comisión Europea dentro del VII Programa Marco).