Este estudio trimestral de Fundación Cajamar sobre coyuntura agroalimentaria sintetiza y analiza la información del sector agroalimentario que ofrecen los principales organismos oficiales y asociaciones corporativas. Su contenido está elaborado de una manera clara y concisa para todos los profesionales e interesados del sector de la agroalimentación.
En este tercer número SE destaca principalmente la caída del índice de consumo de los hogares españoles, el comportamiento ralentizado de las exportaciones, el descenso de los precios obtenidos por los agricultores y ganaderos, y la consiguiente escalada ascendente de los costes de producción, que ya supera el propio índice de la inflación.
"Resulta curioso que en un entorno en el que los precios percibidos por los agricultores y los pagados por los consumidores se ajustan a la baja, las diferencias entre ambos crezcan. Esta es la historia que nos cuenta el IPOD de octubre. Las diferencias entre precios en origen y destino se ampliaban un 7,7%, básicamente a causa de los bienes agrícolas (10,8%), ya que los ganaderos reducían la distancia un 4,5%. No obstante, parece que en los últimos meses las diferencias se están moderando un tanto, y es esperable que con la coyuntura hasta ahora descrita este proceso continúe" (página 11 del documento)
En términos constantes, el índice de ventas del comercio detallista en España se ha visto menguado entre enero y septiembre un 5,4% en general y un 2,7% en el caso de la alimentación. Asimismo, el decrecimiento del consumo de los alimentos es menor que en el caso del conjunto de los bienes, ya que los primeros tienen muchos representantes en el capítulo de los bienes de primera necesidad.
En los datos aportados por el Panel de Consumo Alimentario del MARM, la realidad se matiza un tanto y se comprueba que en el conjunto del período enero/septiembre de 2011, el capítulo que menos ha sufrido el descenso del consumo es el de las bebidas, al menos en lo que se refiere a unidades físicas y en el sentido contrario a los indicadores industriales. Este contrasentido queda explicado porque en los datos que se aportan aquí se hace referencia al consumo dentro del hogar, sin reflejar el del canal HORECA, que se ha visto fuertemente recortado a causa de la crisis económica.
Como decíamos, dentro de las bebidas contamos con cervezas, otras bebidas no alcohólicas y café/té/cacao para protagonizar los avances, aunque en el último caso éste sólo se produce en el caso del importe gastado.
En el subconjunto de los alimentos, casi todos ellos muestran tasas negativas tanto en volúmenes como en importes. Los otros productos alimenticios logran crecer en ambas variables, mientras que pescado y azúcar/confituras/miel/chocolate mejoran en el gasto y las hortalizas en la cantidad de kilos. Los descensos más pronunciados con respecto al mismo período de 2010 se los llevan los licores espirituosos y aceites y grasas, que caen un 8,5% y un 4% respectivamente en términos de volumen.
En lo que a costes se refiere, la mayor parte de los indicadores de los que disponemos a la fecha apuntan a un incremento de los mismos, en la mayor parte de las partidas por encima de la inflación. Los gastos corrientes eran en el mes de agosto un 12,22% mayores que en el mismo mes del año precedente.
Los costes de mano de obra, siguieron un perfil similar, aunque los incrementos medios han sido más suaves que los habidos en las demás partidas de coste.
El resumen de este comportamiento, sumado al de los precios de venta, tiene una clara repercusión sobre la rentabilidad de las explotaciones, y que va en la línea de lo ya comentado en el número anterior de Coyuntura Agroalimentaria, es decir, de la paulatina pérdida de la misma que sólo se puede compensar a corto plazo mediante el aumento de dimensión, con el fin de obtener economías de escala y mantener al menos el volumen global de ingresos.
En línea con lo que está sucediendo en el conjunto de la economía nacional, los sectores relacionados con el complejo agroalimentario han destruido trabajo en el último tramo del que disponemos datos.
Las industrias de la alimentación y las bebidas siguieron creando empleo hasta finales de 2008, cuando la crisis era ya recesión y los niveles de consumo comenzaron a menguar. En el caso de la industria de la alimentación el proceso de destrucción parece que se estabilizó durante 2010, acumulando ya casi un año en unos niveles de afiliación muy estables. Sin embargo, en la industria de las bebidas, y acorde con su índice de producción (véase apartado 3), el proceso apenas ha perdido intensidad y se sigue produciendo a niveles muy superiores al conjunto de la economía y al resto de subsectores del agroalimentario.