Investigadores de la Universidad de Strathclyde en Glasgow, han desarrollado un plástico, destinado para envases para alimentos, que cambia de color mediante un indicador, cuando los productos pierden la frescura, que puede deberse a factores como que el envase se haya roto o dañado, porque se haya pasado la fecha de consumo preferente o porque no se haya refrigerado correctamente.
Los indicadores de frescura normalmente se encuentran en forma de etiquetas inteligentes que se insertan en el interior de los envases, que suponen un alto coste. Mediante este nuevo indicador se pretende reducir los costes.
Los nuevos indicadores, mediante una señal clara, determinarán que el producto va a perecer, y evitará confusiones en los consumidores respecto a si los productos se encuentran en buen estado.