11 de noviembre de 2010

El mundo de las setas y las trufas, tan de moda en la gastronomía y el turismo de interior, se perfila como una de las patas que pueden ayudar a sostener la economía en áreas rurales deprimidas. Esta es la principal conclusión del proyecto Micodes, que lidera desde la Región la Fundación Integral -con sede en Bullas-, y que ayer presentó su memoria de actuaciones después de 14 meses de trabajo en el Noroeste murciano, las sierras de Segura y Alcaraz (Albacete), la Serranía de Cuenca, el Altiplano de Granada y Fuerteventura.

El objetivo de Micodes es generar alrededor de los hongos una economía sostenible que frene el despoblamiento rural y dignifique un recurso natural que puede generar riqueza. De esta forma, este programa financiado por el Ministerio de Medio Ambiente y coordinado desde la Región ha asesorado a agentes forestales y guardias civiles del Seprona, ha formado a guías micológicos, ha editado material escolar y divulgativo, así como un manual para identificar los diferentes tipos de hongos, y ha diseñado rutas de excursiones en los diferentes territorios.

El gerente de Integral, Cayetano García Rosa, y el catedrático de Biología Vegetal de la UMU y director técnico del programa, Mario Honrubia, detallaron ayer en Bullas las diferentes actuaciones del programa ante representantes políticos y técnicos de las comarcas 'seteras' que han desarrollado Micodes, y que se reunieron en el Centro de Agroecología y Medio Ambiente -paraje de La Rafa- para celebrar la clausura del proyecto.

Honrubia explicó que uno de los principales logros de este año largo de trabajo es la red de plantaciones de trufa -en sus tres variedades: negra, del desierto o turma, y de verano-, «que cuenta con una tecnología asequible que asegura una producción», explicó. En la Región hay dos plantaciones experimentales en Moratalla (trufa negra) y Zarzadilla de Totana (trufa del desierto). El cultivo de boletus edulis y níscalos, dos de los hongos más apreciados en gastronomía, no es aún factible, señaló Honrubia.

Cayetano García Rosa se alegró de haber «sembrado una semilla con Micodes», que servirá para poner en valor «un recurso con gran potencialidad» en zonas rurales «que están muy necesitadas» de dinamizar su economía.

El alcalde de Caravaca de la Cruz y presidente de Integral, Domingo Aranda, opinó que el proyecto Micodes será «muy bueno» para nuestros pueblos, y animó a seguir trabajando en esta línea. Fernando Galán, representante de la Consejería de Agricultura, aseguró estar «sorprendido» por un proyecto en el que han cooperado territorios de diferentes comunidades autónomas, y también por el partido que se le puede sacar a la micología.

El éxito de este proyecto se hizo evidente con la intervención del técnico de la Serranía de Cuenca, Víctor Alcocer, quien aseguró que, pese a la gran riqueza micológica de su territorio, «habrá un antes y un después de Micodes» porque ha servido para ordenar una actividad que siempre estuvo muy desorganizada: «Y se ha trabajado desde el territorio, no desde un despacho», terminó.