23 de septiembre de 2010

La extracción de compuestos de los productos agrícolas es una práctica común; el café descafeinado y la manteca de cacao procedente del polvo de cacao son dos de los ejemplos más conocidos. No obstante, muchos de los disolventes utilizados para catalizar esas separaciones contienen productos químicos agresivos, y pueden contaminar parte del producto original, impidiendo su uso posterior en aplicaciones alimentarias.

Una solución prometedora a dicho problema es el uso de dióxido de carbono supercrítico, que se ha sometido a alta presión y temperatura, de forma que su densidad sea la de un líquido que mantiene la movilidad de un gas. Ese flujo, ajustado mediante la temperatura y la presión, y la adición de pequeñas cantidades de otros materiales como agua, puede dirigirse para bloquear ciertos tipos de moléculas, extraerlas del resto del material y, a continuación, depositarlas en un lugar determinado siguiendo una reducción de la presión. El uso de dióxido de carbono supercrítico puede, por ejemplo, separar la manteca de cacao y dejar un residuo de polvo de cacao puro. El dióxido de carbono se recupera a continuación y se reutiliza.

Los ingenieros del centro de investigación Ainia han desarrollado un sistema que permite optimizar el dióxido de carbono supercrítico para aplicaciones alimentarias, y han desarrollado métodos para productos alimentarios específicos. El centro ha hecho spin off de esta tecnología y ha creado la empresa (Altex, S.A.) que opera una de las mayores instalaciones de extracción de dióxido de carbono supercrítico del mundo. Altex colabora con clientes de todo el mundo, incluyendo Francia, Reino Unido y Australia, para desarrollar sistemas que permitan extraer compuestos basados en plantas, como manteca de cacao, extracto de raíz de valeriana y neem. Uno de los proyectos incluía el desarrollo de una técnica exclusiva para una empresa interesada en eliminar un componente químico del corcho, para impedir que el corcho contamine el vino.

"Nuestra flexibilidad supone que podemos ofrecer estos servicios a las empresas de alimentos y bebidas, así como a las de cosméticos y productos farmacéuticos", afirma Antonio Tornero, Director General de Altex. "Nada de lo que hacemos daña los productos originales".

En un austero edificio blanco, con luminosos ventanales y amplias mamparas que dan a las oficinas y laboratorios, los científicos de Ainia investigan varios aspectos de la producción y monitorización de alimentos, y aplican a otros sectores las lecciones aprendidas en investigación alimentaria. Miguel Blasco, Director de Investigación y Desarrollo, ha dicho: "El diseño del edificio representa la filosofía de nuestro centro: claridad, transparencia e integración".

Los científicos de Ainia han colaborado con empresas alimentarias de la Comunidad Valenciana y de toda España durante décadas, abordando distintos proyectos: ayudar al sector vitivinícola a garantizar una producción vinícola de una calidad más homogénea y elevada, mejorar el envasado para prevenir la putrefacción de verduras, etc. En la actualidad, el centro desarrolla su actividad a escala internacional, ofreciendo sus servicios y su cualificación en investigación sobre temas relacionados con la calidad y la seguridad de los alimentos.

Ainia ha desarrollado una prueba de microorganismos que permite obtener resultados en sólo dos horas, en lugar de en tres semanas. Está trabajando en métodos para identificar contaminación utilizando biosensores, y coopera asimismo en el desarrollo de cámaras con visión multiespectral para clasificar productos agrícolas e identificar defectos o contaminación en ellos. El centro de investigación Aido, próximo a Ainia, proporciona cualificación en tecnología óptica para visión artificial.

El centro de envasado y logística Itene ha empleado su división de nanopartículas para investigar la mejora de envasado alimentario, que ha dado lugar a un proyecto de la UE para desarrollar materiales que incluirán un agente microbiano capaz de ampliar la vida en el estante. Los investigadores de Itene están desarrollando también un sistema de envasado inteligente, que en el futuro puede incluir etiquetas de radiofrecuencia para determinar la localización de los envíos y tintas conductoras para comunicar la temperatura de un contenedor, ayudando a prevenir que una carga de producto alcance una temperatura excesiva y se eche a perder. "Hasta la fecha, este nuevo sistema resulta costoso, pero creo que en pocos años llegará al mercado", comenta Carmen Sánchez, Directora Adjunta de Itene, "porque ahora a las empresas les resulta costoso resolver los problemas cuando se producen".

Los envases activos como ésos son también uno de los temas de investigación principales del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA). Nacido originalmente como asociación de empresas dedicadas al sector hortofrutícola, el centro ha crecido desde entonces para colaborar con empresas de todos los ámbitos de la producción alimentaria.

La industria alimentaria espera utilizar más antioxidantes derivados de alimentos, como el resveratrol procedente de la uva, tanto por sus beneficios para la salud como para prevenir la putrefacción. Por ello, los investigadores del CNTA han trabajado para desarrollar modos de estabilizar dichos compuestos mediante micro y nano-encapsulación. El proceso resultante puede proteger los compuestos durante la fase de transporte, hasta que se integran en los alimentos, o encapsularse hasta que su revestimiento es destruido en el estómago. En la actualidad estos procesos se están patentando, y el CNTA creará una spin off para comercializar los resultados.

Un ligero aroma a hierbas emana de los enormes tanques metálicos y el sonido de la maquinaria. El aroma procede de una semilla india, el neem o lila india, cuyo extracto se utiliza como biocida. En Altex, S.A., una empresa ubicada cerca de Valencia, se utiliza dióxido de carbono supercrítico para extraer el aceite de la planta.

La extracción de compuestos de los productos agrícolas es una práctica común; el café descafeinado y la manteca de cacao procedente del polvo de cacao son dos de los ejemplos más conocidos. No obstante, muchos de los disolventes utilizados para catalizar esas separaciones contienen productos químicos agresivos, y pueden contaminar parte del producto original, impidiendo su uso posterior en aplicaciones alimentarias.

Una solución prometedora a dicho problema es el uso de dióxido de carbono supercrítico, que se ha sometido a alta presión y temperatura, de forma que su densidad sea la de un líquido que mantiene la movilidad de un gas. Ese flujo, ajustado mediante la temperatura y la presión, y la adición de pequeñas cantidades de otros materiales como agua, puede dirigirse para bloquear ciertos tipos de moléculas, extraerlas del resto del material y, a continuación, depositarlas en un lugar determinado siguiendo una reducción de la presión. El uso de dióxido de carbono supercrítico puede, por ejemplo, separar la manteca de cacao y dejar un residuo de polvo de cacao puro. El dióxido de carbono se recupera a continuación y se reutiliza.

Los ingenieros del centro de investigación Ainia han desarrollado un sistema que permite optimizar el dióxido de carbono supercrítico para aplicaciones alimentarias, y han desarrollado métodos para productos alimentarios específicos. El centro ha hecho spin off de esta tecnología y ha creado la empresa (Altex, S.A.) que opera una de las mayores instalaciones de extracción de dióxido de carbono supercrítico del mundo. Altex colabora con clientes de todo el mundo, incluyendo Francia, Reino Unido y Australia, para desarrollar sistemas que permitan extraer compuestos basados en plantas, como manteca de cacao, extracto de raíz de valeriana y neem. Uno de los proyectos incluía el desarrollo de una técnica exclusiva para una empresa interesada en eliminar un componente químico del corcho, para impedir que el corcho contamine el vino.

"Nuestra flexibilidad supone que podemos ofrecer estos servicios a las empresas de alimentos y bebidas, así como a las de cosméticos y productos farmacéuticos", afirma Antonio Tornero, Director General de Altex. "Nada de lo que hacemos daña los productos originales".