17 de noviembre de 2010

Desde que la obesidad se ha constatado como un problema considerable de salud pública, en todo el mundo se han multiplicado de manera exponencial los estudios sobre su origen y los posibles tratamientos y soluciones. Junto con la tradicional y vigente explicación de que el fenómeno de la obesidad se debe a un desequilibrio de energía entre las calorías ingeridas con los alimentos y las gastadas, el reciente conocimiento del rol de la genética ha aportado datos reveladores. Sin embargo, al ponderar el peso de cada uno de los factores implicados en la etiología de la obesidad, la genética se revela como causa principal en tan solo el 1% de los casos. Por su parte, el denominado "ambiente obesogénico" -alimentos muy energéticos, ocio sedentario...- se perfila como el factor más determinante.