¿Etiquetas que te avisan del estado de un producto? ¿Uso de aditivos químicos, encimas, etc. para mejorar un envase? Es posible que estos avances lleguen pronto a los envases de nuestros alimentos y supondrá una revolución doméstica. No es ciencia ficción. La industria está destinando esfuerzos a la innovación y al desarrollo de este tipo de envases y algunos estudios muestran un interés cada vez mayor de los productores.
De hecho, según estos estudios, para 2015 el sector de alimentación y bebida, a nivel global, destinará 5.300 millones de euros a este tipo de envases. A nivel de crecimiento, esto supone un aumento del 5,3% al año para los envases activos y del 3,7% para los inteligentes. El mayor grado de inversión necesaria en este último explica las diferencias.
Pero, ¿por qué las perspectivas de crecimiento son tan halagüeñas? Los envases activos e inteligentes dan respuesta a grandes problemas que hemos asumido como habituales y en los que no solemos poner nuestra atención, pero abre la puerta a una mejor conservación de los alimentos y a aumentar su vida útil. Y todo ello, aportando el valor adicional en el propio envase. Los consumidores, según estudios como "The Future of Active and Intelligent Packaging in Foods and Drinks" creen que la salud, la seguridad y el hecho que los atributos de los productos mejoren; son los motivos que les llevarían a pagar más por productos con este tipo de envases. La mayor vida útil del producto y el hecho que el propio envase comunique información del producto también son elementos que los consumidores tienen en cuenta.
La industria, guiada por estas opiniones y por su visión, ha identificado que el mejorar la calidad y los indicadores de tiempo y temperatura son los puntos clave para los envases activos e inteligentes. De hecho, gigantes del sector como Coca-Cola o Unilever ya están llevando a cabo avances en este campo.
El desarrollo de los envases activos e inteligentes tiene en la tecnología su puntal. Los avances en la aplicación de sensores, nanosensores y biosensores; están dirigiendo los pasos que las inversiones en I+D están haciendo. El sector de alimentación y bebidas no ha dudado en ver que las aplicaciones de esta tecnología pueden aportar mucho a los productos, prueba de ello son el escaneo de información sobre las cualidades que se pueden hacer con botellas o etiquetas.
La información que nos aporta la temperatura también debe tenerse en cuenta. Se están haciendo importantes avances en ver cómo se puede valorar el estado de conservación de los alimentos gracias a sus cambios de temperatura. Así, a través del envase, se puede contar un indicador que muestre el estado del mismo. El ácido láctico, por ejemplo, es responsable de observar esos cambios.
Este tipo de avances también han sido desarrollados por los profesionales de ainia. El departamento de Envases y de Procesos ha desarrollado una etiqueta inteligente que indica la evolución de ciertas bacterias, lo que permite observar el estado del producto.
Aunque esa tecnología conlleva un coste elevado, las perspectivas de ponerla al servicio de la industria están encaminadas. Si bien es cierto que el 60% de los consumidores desconocen este tipo de envases, la industria cree que jugarán un papel esencial en el futuro.
El reto es hacerlo eficiente y trasladar las virtudes de este tipo de envases; tanto a nivel de calidad y seguridad del producto como en una visión más comercial: la diferenciación. Aportar características distintas a través del envase y lograr un producto más eficiente que nos permita consumir el producto con seguridad.
Los bienes de lujo parecen ser el target del sector, pero las previsiones indican que a medida que la tecnología avance podremos gozar de las virtudes de este envasado. En el camino, se deberán superar retos.