8 de marzo de 2010

Las empresas alimentarias han presentado a la Agencia Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) durante los últimos tres años más de 4.000 peticiones para poder publicitar los beneficios saludables de sus productos. De esas solicitudes, más de la mitad, unas 2.000, fueron devueltas porque la documentación presentada y los ensayos que aportaban para demostrar estas propiedades no eran del todo claros.

El dato fue dado a conocer ayer por el presidente del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), Andreu Palou, quien hasta hace unos meses también era vicepresidente del Panel Científico de Nutrición de la EFSA, órgano asesor de la Comisión Europea (CE) que desde 2007 tiene que comprobar que detrás de cada ventaja sobre la salud que "anuncia o da a entender" un alimento hay una evidencia científica. Desde que se cambió el marco normativo en la Unión Europea (UE) -ahora se exige la opinión positiva de la EFSA y la posterior aprobación de la CE para poder anunciar estos beneficios y evitar la publicidad engañosa- ha habido "una avalancha de peticiones" de las que, sin embargo, no todas cumplían los requisitos necesarios, apuntó Palou.

Si desean anunciar algún beneficio para la salud, las empresas deben aportar estudios científicos en humanos que certifiquen que su consumo es "relevante para la salud" en los términos que se promociona y "en cantidades compatibles con una dieta equilibrada". Sin embargo, de los 4.000 productos existentes en el mercado que presentaron su documentación sólo se han emitido un 30% de opiniones favorables. Del resto, están todavía en proceso de análisis o bien fueron devueltas a los Estados miembros -encargados de canalizar las propuestas de las empresas- a fin de que se mejore la documentación aportada. El objetivo de la UE es elaborar un listado con aquellos productos que hayan demostrado sus beneficios para la salud y, por tanto, pueden anunciarlos en los envases o la publicidad de los mismos.

"El problema es que el sistema es bastante riguroso, por lo que las empresas deberán reducir sus inversiones en marketing y aumentarlas en investigación si quieren demostrar que lo que publicitan es cierto", explicó Palou, quien reconoció incluso que el "listón alto" establecido por la EFSA ha provocado quejas en determinados sectores. No obstante, el sistema establece que los resultados de los estudios presentados por las empresas tendrán una protección de cinco años, a modo de patente, para poder utilizarlos de forma exclusiva, precisó al respecto.