La superficie de olivar en La Rioja experimentó un intenso crecimiento desde finales de los 90 hasta mediados de los 2000, llegando a duplicar su extensión. Además, en el año 2004, se creó la Denominación de Origen Protegida Aceite de La Rioja, lo que supuso un impulso a la calidad del producto y a la profesionalización del sector.
Dado el auge que estaba experimentando el cultivo, la Administración de la Comunidad Autónoma de La Rioja realizó en 2002 una plantación de olivo en la Finca La Grajera, con fines experimentales. El objetivo era estudiar las variedades autóctonas de La Rioja, Redondilla de Logroño, Royuela, Machona y Empeltre, así como comenzar a testar los nuevos sistemas de cultivo superintensivo, que se habían desarrollado para mejorar la mecanización, fundamentalmente a base de la variedad arbequina.
Durante los años siguientes se ha ido ampliando la superficie de olivar en la finca, con parcelas de diversa índole:
Actualmente se cuenta con casi 16 hectáreas de olivar, amparadas en su totalidad bajo el sistema de Producción Ecológica.
La recolección de la oliva en las parcelas productivas se realiza de forma mecanizada. En las parcelas con marcos de plantación intensivos, se emplea un equipo de recolección mediante vibración y lona extensible, acoplado a un tractor, mientras que en las parcelas en superintensivo, se usa una cosechadora autopropulsada que recoge la oliva mediante bastones vibrantes. La oliva se cosecha por variedades, ya que los aceites que se producen como producto institucional se envasan como monovarietales, y seguidamente se procesa en la Almazara Experimental.