aves necófagas

[01 de junio de 2012]

La Consejería designa las "Zonas de protección" donde se podrá autorizar el uso de cadáveres de ovino, caprino y equino para la alimentación de aves necrófagas

La medida tratar de mejorar el estado de conservación de buitre, alimoche y otras carroñeras de interés comunitario, que tan sólo cubren algo más de un tercio de sus necesidades alimenticias con los muladares y la fauna silvestre

La Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja ha delimitado las llamadas "Zonas de protección" para la alimentación de especies necrófagas de interés comunitario, en las que se podrá autorizar el uso de cadáveres de ganado, con excepción del vacuno, para alimentar a las aves carroñeras, una práctica prohibida desde la "crisis de las vacas locas".

La aparición a finales de los años noventa de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET), entre las que estaba la conocida como "enfermedad de las vacas locas", supuso un profundo cambio en la gestión de los cadáveres procedentes de las explotaciones ganaderas al provocar el cierre de comederos e impedir el abandono tradicional del ganado que muere en el campo. Con ello la fauna carroñera, en especial las rapaces necrófagas, se vieron privadas de uno de sus recursos alimenticios más importantes.

En estos años la administración medioambiental riojana ha puesto en marcha cuatro muladares para tratar de paliar la escasez de alimento de las principales especies necrófagas con poblaciones importantes en La Rioja: buitre leonado, alimoche, águila real, milano negro y milano real. Pero no es suficiente. De hecho, se calcula que el aporte a los muladares y los cadáveres de ungulados silvestres, que suponen en la actualidad los únicos recursos alimenticios de especies como el buitre leonado, tan sólo cubren alrededor del 35% de sus necesidades reales. Con el tiempo, esto ha provocado que en La Rioja las poblaciones de aves necrófagas hayan experimentado un declive significativo y que, incluso, hayan modificado sus hábitos alimentarios acercándose cada vez más a los núcleos de población en busca de alimento, a vertederos, al tiempo que se han incrementado las quejas de ganaderos por ataques a ganado enfermo o débil.

Muladares y 215.000 ha de zonas de protección

Para tratar de mejorar el estado de conservación de las aves necrófagas españolas, que representan más de la mitad de la población europea, el gobierno central aprobó a finales de 2011 un Real Decreto (RD 1632/2011Este enlace se abrirá en una ventana nueva) que flexibiliza la prohibición a los ganaderos de abandonar los cadáveres de los animales en el campo, abriendo la posibilidad de que se utilicen para la alimentación de especies necrófagas más allá de los comederos o muladares hasta ahora autorizados. Con la nueva normativa éstos podrán seguir; lo novedoso es que habrá otros espacios autorizados fuera de esos recintos, las llamadas "Zonas de protección", cuya designación queda en manos de las Comunidades Autónomas.

En este sentido, la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente acaba de aprobar una Resolución por la que se delimitan los territorios riojanos que tendrán la consideración de "Zonas de protección para la alimentación de especies necrófagas". Tal y como establece el Real Decreto, estas zonas deben ubicarse en espacios protegidos de la Red Natura 2000, en las áreas contempladas en los planes de recuperación de especies carroñeras amenazadas y todas aquellas zonas importantes para la alimentación de especies necrófagas donde exista ganadería extensiva.

Las nuevas zonas de protección para la alimentación de necrófagas en La Rioja ocupan una superficie de 214.878 hectáreas. Aquí se incluyen, en primer lugar, los municipios cuya superficie se corresponda mayormente con zonas de montaña y que tengan una importante cabaña ganadera de ovino, caprino y equino en régimen extensivo de los cinco espacios de Red Natura 2000 en La Rioja con presencia de carroñeras de interés: Sierras de La Demanda Urbión, Cebollera y Cameros; Sierra de Alcarama y Valle del Alhama; Obarenes, Sierra de Cantabria; Peñas del Iregua, Leza y Jubera; y Peñas de Arnedillo, Peñalmonte y Peña Isasa. Junto a esto, se han designado otros municipios de montaña de la cuenca del Leza (Hornillos, Jalón, San Román, Terroba y Torre en Cameros), que son utilizados por las aves carroñeras como zona de campeo y prospección alimentaria.

Ganado vacuno y otras excepciones

En todas estas zonas, los titulares de explotaciones ganaderas en extensivo de ovino, caprino y equino podrán solicitar a la Consejería la autorización para dejar los cadáveres en el campo para alimentar a estas especies necrófagas. En ningún caso la posibilidad de utilizar los cadáveres será aplicable al ganado vacuno, por las necesidades de control derivadas del Programa Integral Coordinado de Vigilancia y Control de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles de los animales (EET), que obliga a la toma de muestras de los cadáveres en diversos supuestos de edad y origen.

En el caso del ganado ovino, caprino y equino existen también una serie de supuestos en los que no se podrán abandonar los cadáveres. Así, deberán ser retirados o evacuados por los gestores autorizados por la Dirección General de Agricultura y Ganadería los animales que mueran en las propias instalaciones de la explotación (naves, corrales, establos…); a menos de 300 metros de un núcleo de población; a menos de 200 metros de la ubicación principal de cualquier explotación ganadera; en zonas claramente agrícolas; en carreteras, líneas eléctricas, parques eólicos o sus proximidades, y cuando puedan ser contaminados cursos de agua superficiales o subterráneas.

La aparición a finales de los años noventa de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles (EET), supuso un profundo cambio en la gestión de los cadáveres procedentes de las explotaciones ganaderas al provocar el cierre de comederos e impedir el abandono tradicional del ganado que muere en el campo. Con ello, la fauna carroñera se vieron privadas de uno de sus recursos alimenticios más importantes.

Durante este tiempo, el Gobierno regional habilitó cuatro muladares para paliar la escasez de alimento de las principales especies necrófagas con poblaciones importantes en La Rioja: buitre leonado, alimoche, águila real, milano negro y milano real. Se calcula que el aporte a los muladares y los cadáveres de ungulados silvestres, que en la actualidad son los únicos recursos alimenticios de especies como el buitre leonado, tan sólo cubren alrededor del 35% de sus necesidades reales. Esto ha provocado un declive significativo de las poblaciones de aves necrófagas y una modificación de sus hábitos alimentarios, dado que se han acercado cada vez más a los núcleos de población en busca de alimento, a vertederos, al tiempo que se han incrementado las quejas de ganaderos por ataques a ganado enfermo o débil.

Acceso a la resolución

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