7 de noviembre de 2011

La principal función de los envases en los alimentos es, por norma general, preservarlos de los agentes externos que puedan alterar sus propiedades. Sin embargo, en estos últimos años, la tecnología del envasado ha experimentado importantes logros hacia una mejora sustancial. Ya no solo se preserva el alimento, sino que además se proporciona información del mismo y más garantía de seguridad. Un proyecto llevado a cabo por el Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) y el Centro Tecnológico AINIA ha servido para diseñar un envase que mejora en un 400% la barrera del oxígeno, con propiedades térmicas y antioxidantes, nanochip informativo para el consumidor y sensores que detectan patógenos.

Apenas se presta atención a las bolsas, bandejas o tarrinas de los alimentos. Detrás de estos envases existe un elevado nivel de tecnología enfocado a la seguridad y a la máxima calidad de los productos. Los envases han pasado de ser un mero contenedor de alimentos a una herramienta casi imprescindible para garantizar su calidad. Este concepto de envase está enfocado al desarrollo de nuevos materiales que, además de ser activos, aportan mejoras al alimento que contienen, aumentan su vida útil, mejoran su conservación y reducen costes de producción. Parece la panacea y quizá lo sea, o no, pero en alimentos frescos como frutas, verduras, queso o carne, cuya vida útil es reducida, supone una alternativa.

Aumentar las propiedades del envase

Nuevas investigaciones se centran en la detección de patógenos en el envase

La novedad del proyecto se basa en el enfoque del estudio hacia la nanotecnología, con el objetivo de mejorar las propiedades del envase y sus funciones, según AIMPLAS. El principal logro ha sido la reducción del 400% del paso del oxígeno y el aumento notable de las propiedades del alimento, ya que el oxígeno representa un factor de deterioro muy importante. Solo son las primeras investigaciones y ya se ha logrado reducir la entrada de oxígeno a estos niveles elevados. Los investigadores lo asocian al material del envase, un film de un nuevo nanomaterial que incorpora nanoarcillas y propiedades novedosas.

Pero no solo permite esta disminución del oxígeno, sino que también reduce los costes de fabricación en un 10% porque limita la cantidad de material plástico necesario. Además, se ha conseguido desarrollar un film con propiedades antimicrobianas con agentes activos, que pueden alargar hasta un 30% (de dos a cuatro días) la vida útil de los alimentos más perecederos, como los vegetales, carne o pescado. Los investigadores de AIMPLAS trabajan en una nueva línea de estudio relacionada con la aplicación de nanosensores que detectan la presencia de patógenos en el envase.

Envases activos, más allá de un simple recipiente

Es habitual encontrar los alimentos envasados, ya no solo a granel o congelados, sino también alimentos frescos como frutas y verduras, pescado, carne o embutidos. El cambio de hábitos de los consumidores ha llevado al uso de envases para todo tipo de alimentos. El poco tiempo que se dedica a la compra, la búsqueda de la comodidad y la duración de los alimentos que se compran favorece que los alimentos envasados sean cada vez más habituales ya que, a priori, el envase mantiene el alimento y prolonga su vida útil.

Año tras año, este sector ha evolucionado y han pasado de ser un simple recipiente a convertirse en un envase activo con capacidad de interactuar con el alimento y prolongar su vida útil. Cuando se habla de envases activos, se hace referencia a aquellos que interaccionan con el alimento para mejorar y alargar su vida útil. Pero además, otros mejoran su calidad y seguridad alimentaria, es decir, realizan una función adicional, no solo la de ser una mera barrera física entre el alimento y el exterior.

El envase activo tiene la capacidad de mantener las propiedades sensoriales y nutricionales de los alimentos y proporcionan una comodidad en el consumidor. En general, todos los alimentos permiten el envase activo, aunque los perecederos se benefician más por su mayor riesgo. No es lo mismo envasar snacks o chocolatinas, que pescado o platos preparados.

Hoy en día se estudian nuevos diseños con sustancias activas procedentes de extractos de plantas que aumentan aún más la vida útil de los alimentos que contienen. La tecnología de los envases es una ciencia en continuo dinamismo que pretende, ante todo, garantizar la seguridad y la calidad de los alimentos.

TIPOS DE ENVASES

Según el alimento o la finalidad del envase, destacan varios tipos:

  • Absorben la humedad del interior del envase para evitar que crezca la flora natural de los alimentos y, en consecuencia, frenar su deterioro.
  • Absorben el oxígeno para evitar el deterioro del alimento.
  • Emiten CO2 con el fin de obstaculizar el crecimiento de patógenos en la superficie de los alimentos.
  • Disponen de sustancias antimicrobianas en el propio envase.
  • Cuentan con un elemento externo al material de envasado, como láminas o bolsas en su interior, en la mayoría de los casos, para no mezclar diferentes alimentos del mismo producto.
  • Envases en estudio que integran un elemento activo en el propio material, en su mayoría algún extracto de plantas naturales, para alargar la vida útil del alimento de manera natural.