Es lógico que entre los progenitores y los hijos e hijas exitan desacuerdos, cada parte tiene distintos intereses; por eso es importante sentarse a dialogar y en muchos casos podemos firmar "contratos". En esos contratos cada parte expresa lo que quiere conseguir y lo que está dispuesto a dar para conseguirlo. Ambas partes se comprometen a cumplirlo y así, llegando a acuerdos se evitan discusiones, las dos partes ceden algo pero a la vez también consiguen algo.