Los hermanos y hermanas son los primeros y mas importantes compañeros de viaje con quienes inetactúan los niños y niñas. Veamos, 8 prácticos consejos para mejorar la convivencia entre hermanos. ¡Toma nota!


Los hermanos y hermanas juegan un papel clave en el desarrollo infantil, ya que son los primeros y más importantes compañeros de viaje con quienes interactúan los niños y las niñas. Compartir la misma familia, historia y experiencias de vida hace que el vínculo que se establece entre ellos sea único. Estas relaciones suelen ser, además, las más largas y duraderas de toda nuestra vida.


Sin embargo, sus relaciones también pueden ser ambiguas y complejas. No solo juegan y se hacen compañía, también son rivales en la atención de sus padres, madres o cuidadores y cuidadoras.

Entre las causas más comunes de los conflictos se encuentran las diferencias de edad o de personalidad, los celos o envidias por la atención de sus padres, madres u otros miembros de la familia, el roce diario en los espacios comunes del hogar, la falta de habilidades para compartir e, incluso, un posible trato no equitativo por parte de sus cuidadores.

No obstante, la calidad de las relaciones también dependerá en gran medida de la calidad de la relación que nosotros/as les ofrezcamos y de la forma en la que abordemos los enfados o discusiones en caso de que aparezcan.

8 recomendaciones de Aldeas Infantiles SOS

Veamos a continuación, las 8 recomendaciones que Aldeas Infantiles SOS nos ofrece para resolver de forma constructiva y enriquecedora este tipo de situaciones:

  1. Los conflictos son inevitables e inherentes a la relación fraternal, y se dan con mayor intensidad entre los 6 y los 12 años. Observa, escucha, y ejerce un rol mediador o mediadora y comprensivo si es necesario.
  2. Dales tiempo y espacio para que compartan, sin adultos, y fomenta la complicidad . Es importante que vivan experiencias conjuntas, que se cuiden el uno al otro y que solucionen sus rivalidades por sí mismos.
  3. Huye de las comparaciones. Son contraproducentes, fomentan la competitividad y minan la autoestima.
  4. Demuéstrales que les quieres y son especiales. Cada niño y niña es único y ha de ser valorado como tal.
  5. Dedica el mismo tiempo y la misma atención a cada uno/a. No te centres en uno porque sea más pequeño o porque creas que necesita más atención. Puede que alguno de ellos te reclame menos, pero también te necesita.
  6. Promueve el diálogo, la comunicación y la escucha entre ellos/as. Cuando uno hable, es normal que el otro quiera reclamar la atención y opinar. Enséñales que han de respetar el turno de palabra, que debemos escuchar y que después podremos opinar.
  7. Enséñales a aceptar la diferencia desde el respeto y la tolerancia, y que cada uno de ellos es especial desde su individualidad.
  8. Intenta reírte con ellos. El sentido del humor es una herramienta fundamental para sanear las relaciones familiares, afrontar con buen talante las dificultades y desarrollar actitudes positivas.

Y no te olvides de…

  • Establecer límites y normas de convivencia adecuados para cada edad y situación.
  • Mantener la calma y transmitirles tranquilidad, incluso en caso de conflicto. Nosotros somos su mejor ejemplo.
  • Proponerles actividades de ocio fraternal o familiar que promuevan la cooperación en lugar de la competitividad.
  • Hacerles partícipes del día a día de la familia para que sientan que sus opiniones y valoraciones se tienen en cuenta.

Las discusiones son un elemento habitual en el día a día de la convivencia familiar, que debemos abordar con naturalidad y gestionar como un aprendizaje para la vida. Es normal enfadarse o tener diferencias incluso con las personas más cercanas y esto no disminuye el afecto que sentimos hacia ellas.

No obstante, la calidad de las relaciones también dependerá en gran medida de la calidad de la relación que les ofrezcamos y de la forma en la que abordemos los enfados o discusiones en caso de que aparezcan.