Existen varios juegos o preguntas que puedes poner en práctica cuando tiene pocos años para saber qué tal ha ido el día. Y puedes hacerlo sin que lo sienta como un interrogatorio. Por ejemplo, a la hora de comer, puedes plantear que cada cual explique al resto de la familia qué es lo mejor y lo peor que le ha pasado esa mañana. Y si, aún así, no sabe que contar, le puedes animar a que cuente cómo ha pasado la mañana o si ha ocurrido algo destacable a alguien de clase del colegio. De esta forma, es posible que encuentre un ambiente de libertad para que cuente lo que quiera sin que sienta el foco de atención sobre sí. También puedes proponer que cada miembro de la familia haga un dibujo y cuente una historia relacionada con el mismo, dando así pie a iniciar la conversación.