La niebla es un fenómeno natural de características propias, variables e imprevisibles, lo cual genera condiciones de riesgo en la circulación de automóviles.
Entre los efectos de la niebla sobre los automovilistas, podemos mencionar que se reduce la visibilidad del camino y su entorno y cuando es muy espesa prácticamente lo elimina, disminuye la percepción de posibles obstáculos y se reduce la adherencia de los neumáticos al mojarse el pavimento, con el consiguiente peligro de deslizamiento.
Recomendaciones:
- Antes de poner en movimiento el vehículo chequear el estado de los neumáticos, frenos, luces y limpiaparabrisas.
- Mantener limpios todos los cristales, espejos y luces.
- Utilizar luces bajas ya que estas se proyectan directamente hacia el suelo penetrando mejor las gotas de agua y por lo tanto mejorando la visibilidad. Nunca luz alta, ya que al proyectarse sobre las gotas de agua está la reflejan, pudiendo producir deslumbramiento, empeorando la visibilidad.
- Encender la luz trasera de niebla, sólo si ésta es espesa, ya que de otro modo deslumbra a los que circulan por detrás.
- Aumentar la distancia de frenado (a mayor distancia mayor margen de maniobra).
- No adelantarse a otros vehículos, ya que la falta de visibilidad impide una buena observación.
- Encender periódicamente el limpiaparabrisas, debido a que el depósito de las gotas, casi imperceptibles, sobre el vidrio disminuyen aún más la visibilidad.
- Cuando la visibilidad es nula, deténgase en la primera estación de servicio o parador que encuentre y deje las luces de reglamento encendidas. Vale resaltar el peligro que supone las detenciones en la calzada principal o arcén.
- Use siempre cinturón de seguridad.
- Disminuya paulatinamente la velocidad y conduzca cautelosamente mientras la velocidad se lo permite. Respete las indicaciones de las señales horizontales y verticales (especialmente las vinculadas con la niebla).