[14/9/10]
Las muestras de agua que se remiten al laboratorio para su análisis microbiológico proceden, en su mayoría, de redes de abastecimientos, fuentes, piscinas, spas, etc, tratados con biocidas.
"Los biocidas son sustancias destinadas a destruir, contrarrestar, neutralizar, impedir la acción o ejercer un control de otro tipo sobre cualquier microorganismo considerado nocivo para el hombre".
Actualmente, para la desinfección de las aguas destinadas al consumo humano en nuestro entorno, se utilizan fundamentalmente como biocidas compuestos oxidantes: cloro, bromo, ozono...
Su presencia puede cuantificarse mediante DPD (dietil-p-fenilen diamina), que de forma colorimétrica confirma o no la presencia de biocida. Cuando el reactivo entra en contacto con el agua, si contiene biocida libre residual - que es capaz de seguir actuando sobre los microorganismos presentes -, aparece una coloración roja proporcional a la concentración presente, que puede medirse semicuantitativamente por comparación con una escala de color.
"El agua limpia carece de los nutrientes adecuados para la multiplicación celular, por lo que la microflora puede quedar dividida a la mitad en menos de 20 min; la acción desinfectante del cloro sin inactivación es cuestión de segundos".
Por tanto, para evaluar la calidad microbiológica de un agua desinfectada con biocida oxidante, se debe interrumpir su acción tan pronto como se tome la muestra, con el fin de que el biocida no siga actuando y evaluar así la calidad de la muestra tal y como se encuentra en el momento de su recogida. Para ello, se debe añadir un agente reductor, como el Tiosulfato sódico, a los recipientes de muestra.