A finales de julio era publicado un informe de la Comisión Europea sobre la aplicación del paquete de higiene, un conjunto de reglamentos sobre higiene alimentaria publicados en la primavera de 2004 y que entró en vigor a comienzos de 2006.
En uno de los apartados del informe se habla sobre la posibilidad que tienen los Estados miembros de la UE para flexibilizar algunas de las medidas que imponen los reglamentos. Desde Anafric, la Asociación Nacional de Almacenes Frigoríficos de Carnes y Salas de Despiece, se ha solicitado a las autoridades españolas que se desarrolle esta flexibilización en relación con el transporte de la carne.
En concreto, Anafric solicita que la maduración de las carnes sea regulada e incluida en las autorizaciones que la AESAN y las comunidades autónomas contemplen en circular o instrucción para conceder la excepción a la refrigeración de las carnes. También solicita que en el transporte desde el matadero o las salas anexas a éste se contemple también como destinatario al almacén frigorífico (mayorista) así como a las salas de despiece y las carnicerías.
Para Anafric, esta petición está justificada por lo previsto en el propio paquete de higiene y tiene además fundamentos técnicos y de calidad. Uno de los ejemplos que cita la asociación en el comunicado es el de la carne de cerdo, las carnes enfriadas en el almacén frigorífico del mayorista tienen una calidad superior a las enfriadas inmediatamente a una temperatura < 7ºC, que se concreta en que mantienen mejor coloración, son más secas y tienen más brillo, según Anafric. La autorización por técnicas de maduración de carnes de porcino sería tan sólo para algunos cortes con carácter de excepcionalidad.
Desde esta asociación esperan que la AESAN y las comunidades autónomas lideren un proceso que se refleje en un texto que respete la actividad empresarial cárnica sin menoscabo de las garantías sanitarias actuales, regulando los supuestos y no prohibiéndolos con carácter general.
El documento debería basarse en el soporte de los sistemas de APPCC de las empresas y evitar así la creación de nuevos documentos o controles que sean mayores cargas burocráticas y vayan contra el principio de simplificación que intenta aplicar la UE.