05/03/2010
Agroinformación- Naranjas Garibo es una empresa en crecimiento, que ha transformado el trabajo tradicional realizado durante generaciones por la familia Garibo en el campo, a una empresa que cultiva, recoge y sirve al consumidor auténticas naranjas y mandarinas de Valencia. Todo ello sin intermediarios, bajo una producción integrada y con unos precios justos, dándole al producto la calidad y el valor que se merecen, así como la calidad y el valor que merecen los consumidores.
Rosa Garibo propietaria de las explotaciones, hereda unos campos de sus padres situados en la comarca de l‘Horta Nord, entre Valencia y Sagunto. La mandarinas variedad Clementina Orogrande, con recogida de noviembre a enero, y las naranjas Navel-lane-late, con una período de recogida entre febrero a abril-mayo, son los frutos de esta empresa valenciana, señala José Vicente, marido de Rosa y miembro de la empresa Naranjas Garibo.
"Yo no soy agricultor", aclara José Vicente, "nosotros estábamos en una cooperativa donde los precios de la naranja iban cada vez a menos, hasta llegar a un extremo, en el que los gastos que teníamos eran superiores a los ingresos", explica. Ante esto, la familia Garibo decidió plantarle cara al problema y, en vez de abandonar el campo, se implicó en toda la cadena de producción. "Decidimos montar una empresa, que es ‘Naranjas Garibo’, para comercializar vía Internet las naranjas que nosotros producimos". Su labor se desarrolla dentro del programa de producción integrada de cítricos, basado en la normativa europea, del ministerio y de la comunidad valenciana, a través de la cual llevan a cabo una producción controlada respecto de los elementos utilizados para combatir las plagas.
En este punto han dado un paso más, llegando a producir naranjas sin residuos de pesticidas ni herbicidas, "nosotros combatimos las plagas (más acentuadas entre los meses de julio a septiembre) con productos no químicos" explica José Vicente, siendo este, uno de los aspectos diferenciadores respecto a otras empresas que realizan la misma actividad.
La garantía de sus naranjas viene avalada por una doble vía, por una lado, una empresa certificadora homologada, ‘Agrointegral’, y, por otro, un análisis realizado por un laboratorio acreditado por ENAC, certificando así, el cumplimiento de la producción integrada de naranjas sin pesticidas ni herbicidas. Un producto sin residuos, avalado por un análisis y un certificado, que aportan mayor calidad, un valor añadido calificado por José Vicente como "algo fundamental, lo más importante".
Con esta filosofía van ‘del árbol a la mesa’. "Lo que tenemos hoy, lo recolectamos en el campo, por una persona profesional, se introduce en la caja por la tarde, y por la tarde noche viene a recogerlo una empresa de paquetería. De manera que a la mañana siguiente se entregan en casa, con el resultado de unas naranjas tan frescas como las que nosotros tenemos en el árbol, recolectadas en su punto de maduración adecuado".
"Nosotros no tenemos ningún intermediario. Los costes que tenemos son los de producción, recolección y transporte. Se va directamente y cuando se recibe la caja en el domicilio se paga a reembolso o por transferencia después de haber probado una naranja". Un proceso que las diferencia de las que se venden en tiendas, que son recogidas mucho antes de su momento de maduración, almacenadas en cámaras frigoríficas, tratadas con productos químicos, de manera que aunque por fuera tenga una buena apariencia, por dentro mantiene el nivel de maduración que tenía cuando fue recolectada, como señala José Vicente.
2009: año de esperanza para Naranjas Garibo
Este año pasará a la ‘historia del agro’ como uno de los más críticos para el campo. A la situación de crisis, en la que actualmente se encuentra sumido el sector, hay que sumarle otros factores externos e incontrolables: el tiempo. Un año marcado por los temporales, lluvias, inundaciones y bajas temperaturas que han dejado pérdidas millonarias en los campos, llevándose por delante muchas de las cosechas. A pesar de esto, José Vicente destaca que la cosecha ha sido buena aunque se han visto marcados por las inclemencias meteorológicas, sobre todo "por las lluvias persistentes del mes de diciembre que limitaron el período de recolección". En cuanto a la naranja, "hemos tenido unos días tremendos en febrero, con unas temperaturas de hasta 3º y 4º bajo cero. Pero lo cierto es que hemos terminado pronto la campaña para servir las naranjas en buenas condiciones".
Aún así, esta no ha sido la tónica para Naranjas Garibo. "Este es nuestro tercer año y ha sido nuestra expansión". Esto supone una contradicción, y más aún si vemos como muchos de los agricultores se han visto, y se ven abocados al abandono de sus tierras, "será porque hemos encontrado nuestro nicho porque hemos llegado a nuestros clientes. Lo cierto es que este ha sido un gran año y estamos muy expectantes de cara a la próxima campaña ya que si igualamos o superamos a este, habremos consolidado nuestra expansión comercial", explica José Vicente.
El mayor problema: la falta de ética y de valores
De todas formas, el sector se ve amenazado por diversos frentes, siendo el agricultor el mayor perjudicado. De hecho, uno de los grandes problemas radica en el precio que se paga al agricultor. José Vicente no da crédito ante los precios pagados por arroba de hace 30 – 40 años (documentados por su propia suegra que apuntaba los datos que se pagaba por una arroba de naranjas) y los que actualmente se están dando. "Antes el comerciante iba al agricultor a comprar las naranjas, ahora, es el comerciante quien pide al agricultor que lleven las naranjas hasta el almacén y según lo que el obtenga así pagará al agricultor".
"Una cosa es el precio y otra, el valor. Tenemos que concienciarnos de que las cosas tienen que tener precios justos". Los márgenes comerciales se han disparado llegando hasta un punto insostenible para el agricultor "¿Cómo puede ser que en Valencia, a 200 metros del almacén, se venda en una tienda el kilo de mandarina en malla a 1,4 euros o 1,5 euros, y al agricultor se le paguen a 0,20 céntimos de euros el kilo?"
Esta reflexión se mantiene en la cabeza de todos y, aunque la razón de esto radique en muchos factores, según apunta José Vicente, la más destacada es la superproducción de naranja. "Aquí todo el mundo ha hecho una inversión, ha transformando los terrenos, incorporando regadíos y plantando naranjos. Y aquí es donde se aprovechan las grandes superficies". A consecuencia de ello, la ‘ruptura del mercado’, "el abandono del campo debido a que la gente mayor va desapareciendo y la gente joven no se incorpora a esta actividad porque no se puede mantener", añade José Vicente.
Aunque por encima de todo, se encuentra una falta de ética. "No es un problema de precios, es un problema de falta de ética en los precios. Los gobiernos pueden marcar pautas, poner medidas, pero cuando falla la ética, fallan los valores… Entonces, el único perjudicado de toda esta cadena es el que está más desprotegido, el dueño de la naranja".
Para José Vicente, todo tiene que guardar un equilibrio, buscar la manera, entre gobiernos, productores, vendedores, intermediarios, etc., de repartir esta riqueza de manera que todos puedan ganar.
"Nuestro objetivo es sacar cosas positivas de cara al consumidor"
La labor desarrollada por Naranjas Garibo es muy diferente a lo que quizás estemos acostumbrados a ver. Es una empresa que sabe lo que quiere e intenta ofrecer un producto bueno y de calidad al consumidor, mostrando el lugar de producción haciendo un seguimiento. "¿Por qué comer productos con residuos, si el productor lo puede hacer sin química? Estamos obligados a ello, todo el mundo debería introducir productos de calidad y con seguridad".
Ante el desarrollo de su producción, José Vicente explica que es más costosa, más elaborada, pero aunque produzcan menos cantidad, lo harán sabiendo que es de calidad.
"Tenemos una forma diferente de ver la vida y las cosas, pero estamos ofreciendo un producto de bien, con calidad y creo que sí, lo hemos conseguido".