Reducir el consumo de sal en España como medida para prevenir la hipertensión arterial, causa de muchos fallecimientos en nuestro país por enfermedades coronarias, es el objetivo del plan que se presentó el 16 de abril al Consejo de Ministros. Con la aplicación de este plan, elaborado por el Ministerio de Sanidad y Política Social, y coordinado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), se pretende alcanzar progresivamente los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud, que establece un límite de 5 gramos por persona/día para una dieta saludable.
Actualmente se consume en España una media de 9,7 gramos diarios, el doble de lo recomendado por la OMS. Se considera que el 87,5% de la población consume más sal de la recomendada y que ésta se ingiere de forma mayoritaria a través de la alimentación.
Una reducción de la ingesta de sal en la población desde los 10 g/día actuales a 5g/día (reducción del 50%) evitaría cada año unos 20.000 accidentes cerebrovasculares y unos 30.000 eventos cardiacos, en una estimación conservadora, y se obtendría un ahorro de millones de euros.
En este Plan, como objetivo intermedio entre el consumo actual y el máximo recomendado por la OMS de 5 g/día, se ha propuesto reducir la ingesta de sal a 8,5 g/día en el año 2014.
Las enfermedades crónicas constituyen hoy en día la mayor causa de mortalidad, morbilidad y carga de enfermedad, tanto en España como en los países de su entorno.
La mayoría de los factores de riesgo asociados a este tipo de enfermedades están estrechamente relacionados con una alimentación inadecuada y una deficiente práctica de actividad física. Estos determinantes son modificables por el individuo, y por ello las políticas sanitarias han de hacer especial hincapié para conseguir que la población adopte conductas y hábitos de vida sanos.
La hipertensión arterial es responsable de más de la mitad de los casos de ictus y del 45 % de los infartos cardíacos, y afecta a unos 10 millones de españoles. Además de las muertes, la hipertensión arterial genera carga de enfermedad y discapacidad y enormes gastos para el Sistema Nacional de Salud (SNS).
La reducción del consumo de sal en la población es una de las formas más sencillas y coste-efectiva de reducir la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria y las cerebrovasculares.