Hablar de París es hablar de Alta Costura, por ello consideramos necesario hacer hincapié en lo que es Alta Costura. No todo el mundo puede hacer Alta Costura sólo unos determinados sastres son capaces de cumplir las exigentes normas que se enmarcan bajo ese título. Por no mencionar que obviamente todas las prendas deben ser confeccionadas a mano utilizando simplemente agujas, de diversos grosores, según el tejido lo requiera.
España sólo goza de un abanderado en la capital gala y ese es Josep Font. Del que nos sentimos no sólo orgullosos sino completamente fascinados. Pero hoy dos almas españolas desfilarán por la pasarela de la ciudad de las luces ya que una diseñadora de calzado ha sido elegida por Josep para que confeccione los zapatos con los que desfilará en la próxima colección.
Todos nos hacemos eco de la emoción que recorre las venas de esta española que va a ver como su sueño no sólo se hace realidad, ya que desde pequeña albergaba la curiosidad y el deseo por diseñar, si no que ha llegado a lo más alto.
Según palabras del propio diseñador los zapatos de Mariló Domínguez, que es así como se llama la artista, tenían un no se qué que los hacía mágicos, especiales. Como si de los zapatos rojos de Dorothy en el Mago de Oz. Mariló revistió sus hormas y sus modelos con las telas que El gran Font le cedió, para completar el espectáculo que supone la pasarela parisina. Y en dos toques los veremos volar rumbo a París donde pisarán lo que tantos han anhelado, lo que sólo Mariló ha conseguido. Dos españoles unidos con un mismo fin sorprender al mundo con la belleza de nuestros diseños, como un buen día hicieran nuestros grandes predecesores.
Mariló es una mujer cargada de sueños, ilusiones, pero sobre todo de creatividad. No es banal que alguien como J. Font se haya fijado en ella ya que sus diseños desprenden genialidad. Esa que brilla por su ausencia y más en estos tiempos de crisis en que la gente ha perdido la ilusión. Ella es todo lo contrario. Es la locomotora de un tren que en el invierno nos llena de color y divertidas formas nuestros paseos entre la nieve o las hojas otoñales.
Sus zapatos son garantía de calidad, no sólo porque han sido confeccionados en España, donde recordemos que diseñadores de calzados como Stuart Weitzman deciden fabricar los suyos, sino porque están sujetos a unas estrictas pruebas de control de calidad en las que han obtenido matrícula de honor.
De profesión farmacéutica y de vocación diseñadora nos seduce desde su página web con una frase que me tiene enamorada desde que tuve el placer de conocerla "Con un pie en el cielo".
Con un pie en el cielo y otro en París os invito a dejaros seducir por su magia, su elegancia y su originalidad. No os olvidéis nunca de que lo sueños se pueden hacer realidad.