Los trabajos se iniciaron en 2011 en la finca institucional de La Grajera, y los primeros resultados no sólo mejoran la calidad ambiental y paisajística sino que tienen resultados positivos en el control de plagas y enfermedades de la vid.
En el proyecto participan, junto a la UR, el ICVV y el Gobierno de La Rioja, el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI), la Asociación para el Desarrollo de la Viticultura Duriense (ADVID) de Portugal; y tres centros franceses: el Instituto Francés de la Viña y el Vino (IFV), la Asociación para la Investigación y el Desarrollo en Viticultura Sostenible (ARD-VD) y la Asociación Interprofesional de los Vinos de Borgoña (BIVB).
La estructura y contexto paisajístico habituales de los viñedos, sumados al uso de productos fitosanitarios poco selectivos de la agricultura convencional, han repercutido en una reducción de la biodiversidad con el resultado de importantes asentamientos de plagas y enfermedades de la vid como los conocidos ácaros y polilla del racimo. La implementación de ciertas acciones puede contribuir a potenciar la presencia de enemigos naturales que combatan dichas poblaciones (Control Biológico por Conservación).
En concreto, las prácticas estudiadas por los investigadores del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (Gobierno de La Rioja, CSIC y Universidad de La Rioja) en La Grajera han sido la reorganización de zonas cultivadas, cubiertas vegetales, plantación de otras especies en los bordes de las superficies, acomodación de taludes y muretes de piedra y métodos no químicos de control como la lucha por confusión sexual.
Primeros resultados
Los primeros resultados obtenidos desde su inicio a nivel práctico en 2011 sugieren que la diversificación del paisaje vitícola contribuye a un claro incremento de la biodiversidad funcional aumentando la presencia de organismos vivos que ayudan a controlar a aquellos que perjudican a la vid. En tanto en cuanto estas medidas se ejecuten de manera planificada y a gran escala en mayores superficies y variedad de las mismas, cabe esperar a medio y largo plazo importantes ventajas en el contexto de una viticultura moderna y sostenible, pero también incluso a nivel estético y atractivo de cara al enoturismo.
Los trabajos continúan su curso hasta 2014, año en que concluirá el proyecto, para terminar de implementar las acciones de mejora, ver su evolución y medir sus efectos mediante distintos indicadores.
El fin de Life+BioDiVine será por último conseguir que las medidas oportunas sean aplicadas y extendidas para una agricultura sostenible, por lo que el proyecto contempla la organización de jornadas demostrativas en La Grajera que trasmitan los conocimientos a productores y viticultores.