08/03/2010 ASAJA
La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) considera que las estrategias que llevan a cabo las grandes cadenas de la distribución están teniendo un efecto muy negativo sobre el eslabón más débil de la cadena de valor, es decir, sobre los productores, y que esas consecuencias indeseables pueden agravarse aún más si las compañías distribuidoras continúan profundizando en esa misma línea, tal como ya han manifestado públicamente que tienen intención de hacer algunos de sus principales dirigentes.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, afirma que "no queremos seguir siendo los grandes perjudicados, los grandes perdedores de la agresiva política de rebajas de precios que viene aplicando la gran distribución agroalimentaria. Este tipo de empresas no puede seguir utilizando su posición de dominio para abusar de los productores, pues es el sector primario el que se lleva la peor parte. Nosotros nos alegramos de que el consumidor pueda comprar los alimentos a precios más económicos, pero exigimos que el sacrificio que ello implica se reparta de forma mucho más equilibrada que hasta ahora entre todos los agentes que intervienen en el proceso comercial y no se haga solamente a costa de los agricultores".
Esta entidad agraria quiere dejar patente su inquietud ante la declaración de intenciones formulada por la distribución en el sentido de dar una nueva vuelta de tuerca a su estrategia de precios a la baja. En este sentido, Aguado señala que "la rentabilidad de los productores ya se encuentra en una situación límite, por lo que cualquier intento de incrementar la presión para seguir reduciendo las cotizaciones y, en consecuencia, los precios de venta, conducirá a los agricultores a la ruina". Entiende Aguado que si "la distribución continúa tensando la cuerda, ésta terminará por romperse y el resultado no le va gustar a nadie porque se perderán miles de puestos de trabajo, habrá que buscar el abastecimiento en otros países y, al final, los precios de los alimentos pueden terminar por dispararse".
Una prueba inequívoca del nivel de alarma que toda esta coyuntura está empezando a generar lo constituye el hecho de que en las más altas instancias de la Unión Europea (UE) se ha abierto un intenso debate sobre la situación de la cadena agroalimentaria. Algunos países, como Francia y Gran Bretaña, han comenzado incluso a legislar sobre la materia con el objeto de que las relaciones dentro de la citada estructura sean más equilibradas, al tiempo que los últimos dictámenes de carácter técnico elaborados en Bruselas reconocen y denuncian la posición de dominio que ocupa la gran distribución, así como las consecuencias nefastas que tal circunstancia esta reportando a las empresas agrarias.