2 de junio de 2009
El presidente de la patronal zapatera española (FICE), Rafael Calvo, considera que lo peor de la crisis ha pasado ya, aunque la recuperación tardará en apreciarse. En esa coyuntura, se reafirma en que el calzado está afrontando la situación adversa con mejores resultados que otros sectores productivos españoles.

- ¿Cómo marcha la crisis?

- Los síntomas parecen apuntar a que en este semestre se ha tocado fondo, lo cual no quiere decir que vaya a haber una recuperación inmediata, sino que los descensos van a ser más suaves. Creo que lo peor ha pasado ya, aunque probablemente hasta el segundo semestre del 2010 no veamos algún síntoma de mejora. Los sistemas financieros de Estados Unidos y China se están recuperando, y eso es una buena noticia. En mi opinión, la pata baja de la L que define nuestra crisis va a durar tiempo. Japón lleva muchos años en esa situación y Alemania también. Pero con esa situación podremos convivir.

- ¿Y para el calzado?

- El sector está saliendo mejor parado que otros de esta situación, comparativamente. Nuestro descenso se puede cifrar en un 6%, mientras que en otros estamos viendo bajadas de la producción del 30% o del 40%, o más. La crisis nos viene mal porque estamos ya muy golpeados pero también nos viene bien porque demuestra que hemos hecho los deberes, que el sector tiene las ideas claras y está trabajando en la dirección correcta.

- ¿Habrá cambios?

- Siempre hay que innovar. En este tiempo de crisis hemos profundizado en mercados menos castigados, como el Este europeo y Asia, aunque también se han visto afectados. En esa línea tenemos que seguir. También en la Confederación Europea del Calzado estamos sufriendo tensiones porque hemos pasado a ser un sector plural, con muchos intereses, que incluye desde el proceso de fabricación completo a la importación del zapato terminado, con todas las modalidades intermedias. Hay que estar abiertos a esa realidad y procurar que todas las opciones puedan convivir en la UE, incluido el mantenimiento de la producción.

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- Por supuesto, si nos adaptamos a la nueva realidad. Hay importantes marcas extranjeras y españolas que están relocalizando su producción en Elche o Elda, que dejan de fabricar en China porque quieren tener un control directo del proceso de fabricación. Pero eso, que es una buena noticia, no quiere decir que rechacemos otras fórmulas. El mundo es el escenario y en él debemos movernos. Mantener la producción en la UE será posible si se establece un marco legislativo y unas condiciones socioeconómicas que lo permitan. Es un principio que he reivindicado durante mis dos etapas como presidente de la CEC y que seguiré manteniendo.

- ¿Con qué resultado?

- Pues hasta ahora no muchos, aunque sigo insistiendo. Voy a seguir luchando por un marco legislativo adecuado y para que las instituciones europeas y españolas creen las condiciones objetivas para que el empresario pueda adaptarse a los cambios y hacer que seguir produciendo aquí sea rentable.

- ¿Siguen vigentes los mismos preceptos que han guiado al sector en estos últimos años?

- Por supuesto. Tenemos que seguir luchando por el diseño, la marca, el control de la distribución... son las mismas ideas fuerza que hace 14 años. Sólo que ahora hay que seguir defendiéndolas en un nuevo entorno internacional, en el que se dan nuevos elementos como ese regreso a centros productivos de nuestro entorno de parte de la producción que se había deslocalizado. Eso también forma parte del control de la calidad y del proceso productivo, que aquí se puede hacer con mayor efectividad y mejores resultados. Es un síntoma muy esperanzador.