3 de mayo de 2010
Los alimentos del futuro se están diseñando hoy. Cada vez el consumidor está más interesado en adquirir productos que, además de calidad, aporten otros beneficios al organismo. Los alimentos enriquecidos ya están en los lineales de los comercios, pero el camino apenas se ha iniciado.
Multinacionales de la alimentación como Nestlé o Kraft tienen equipos de investigadores trabajando en nanoencapsulación. Esta técnica consiste en seleccionar materias primas que se haya demostrado que son beneficiosas para la salud y encapsularlas (protegerlas con un recubrimiento apto para uso alimentario) para que no pierdan sus propiedades. Y esto se hace a nivel microscópico, de átomos y moléculas, para que la sustancia pueda atravesar membranas y dirigirse a los tejidos u órganos adecuados, además de permitir utilizar las dosis idóneas para cada necesidad.
Pero para encontrar investigaciones pioneras en este campo no hace falta salir fuera de España. En el centro tecnológico Ainia se trabaja desde hace más de un año en nanoencapsulación. José García Reverter es jefe del Departamento de Ingeniería y Procesos de Ainia. Detalla que son varios los proyectos que están desarrollando, entre los que destaca uno con el apoyo del Impiva y otro, denominado 'Dinamo', subvencionado en este caso por el Ministerio de Ciencia e Innovación, junto a otros centros españoles (Fundación Cartif, en Valladolid; el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria, en Navarra; el Instituto de Biotecnología, en León, y Azti Tecnalia, en el País Vasco). Los trabajos que se desarrollan en Ainia están permitiendo evaluar diferentes alternativas técnicas, definir las sustancias a proteger, identificar tipos de recubrimientos adecuados y demostrar, no sólo su eficacia, sino también su inocuidad.
El desarrollo de la tecnología y la generación de los conocimientos de base, a juicio de García Reverter, es el proceso más complejo y costoso. Pero una vez la metodología esté desarrollada, será cuestión de tiempo que estos antioxidantes, colorantes y otros compuestos funcionales encapsulados estén en el mercado. De hecho, los nanoencapsulados ya son una realidad en la industria farmacéutica, que comercializa tratamientos nanoencapsulados contra el cáncer, para vacunas y medicamentos hidrofílicos como la insulina.
Las multinacionales de la alimentación en cualquier momento lanzarán un producto nanoencapsulado. Mientras, el 90% de la industria permanece ajena a esta tecnología. Para evitarlo trabajan en institutos como Ainia. García Reverter estima que en tres o cuatro años habrá resultados básicos que puedan trasladarse a las empresas. Y no es cuestión baladí. Una consultora (Helmut Kaiser Consultancy) estimaba el volumen de negocio del sector para este año en 20.400 millones de dólares.