Autor: Juan Ramón Cerdeira Alonso

Año publicación: 2015 – 330 p.

Colección: Ciencias Sociales, nº 25

ISBN 978-84-9960-083-3

P.V.P.: 12 €

La publicación analiza lo que ocurrió en Logroño durante el último tercio de siglo en lo que a higiene y epidemiología se refiere. Fue una época de importantes cambios para la ciudad. Se llevaron las aguas potables a las casas, se mejoró un alcantarillado inicial deficiente y se perfeccionaron otros muchos aspectos higiénicos que hoy conocemos como normales, pero que en aquel momento no lo eran tanto. Podemos ubicar, gracias a ella, los lugares donde existieron importantes institutos dedicados a la salud como el de la vacunación de la viruela o el antidiftérico en el que se preparaba el suero correspondiente; o lo que se hizo para conocer el trabajo de profesionales como Jaume Ferrán, que había descubierto una profilaxis anticolérica.

Distintas clases de profesionales como los médicos, farmacéuticos, veterinarios, arquitectos e ingenieros colaboraron con las autoridades locales, municipales y provinciales, para impedir que las enfermedades se extendieran y creasen alarmas sociales. No todo era muerte y destrucción. Todo lo contrario. El objetivo era mejorar la vida, la salubridad, el bienestar, la estética y todo lo que pudiese hacer la vida mejor a la población. Imbuidos por las ideas ilustradas del siglo anterior y que habían calado con fuerza en la gente formada de esta época, su propósito era común. Había que evitar el hacinamiento, los malos olores, los miasmas, en los que ellos creían firmemente y a los que tenían un fuerte respeto, y otros aspectos que consideraban dañinos. En suma, se trataba de mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos, incluyendo los menos favorecidos.

Los desinfectantes se convirtieron en la estrella triunfante de una época en la que la incomodidad de los acordonamientos, con policías vigilando, estaba resultando problemática para ciudadanos y comerciantes. Además, en ese momento, una joven microbiología y bacteriología estaba empezando a anunciar sus triunfos científicos.

Las epidemias trajeron un lado bueno, el de la capacidad de reacción de las gentes para combatirlas, el de la mejora de los medios para evitarlas y el de los comportamientos aparentemente heroicos para eliminarlas. En el caso de Logroño, los resultados supusieron un reconocimiento nacional en el cambio de siglo, que procedió de un médico que estaba ocupando el cargo de Director General de Sanidad, Ángel Pulido.

El autor

JUAN RAMÓN CERDEIRA ALONSO terminó sus estudios de Licenciatura en Medicina y Cirugía en la Universidad de Zaragoza el año 1983. Posteriormente, se trasladó a Madrid para realizar la Especialidad de Medicina del Trabajo en la Universidad Complutense de Madrid. Durante dicho periodo también estuvo realizando en la Universidad de Alcalá de Henares los estudios correspondientes al Certificado de Aptitud Pedagógica y los cursos de doctorado.

Junto con esta formación, el año 1986 terminó los que realizó de música, obteniendo el grado de Profesor Superior en el Conservatorio Superior Municipal de Barcelona. Por otra parte, en el año 1989, concluyó su Master de Dirección de Empresas en la Escuela de Organización Industrial de Madrid, dependiente del Ministerio de Industria.

El grado de Doctor lo consiguió en la Universidad de La Rioja el año 2013, con la máxima nota y la mención Cum Laude. Actualmente es Investigador Agregado del Instituto de Estudios Riojanos.

Después de ejercer un tiempo en el Servicio Público de Salud, en este momento se dedica al ejercicio libre de la profesión, compaginándolo en algunas ocasiones con otros trabajos como el de Profesor de Secundaria de Centros Públicos y en algunos servicios de Vigilancia de la Salud.

Las enfermedades transmisibles