Muchas veces nuestros hijos e hijas no se sienten bien y como padres o madres, en ocasiones, no sabemos como ayudarles. Cuando están en la etapa de la adolescencia, son los propios chicos y chicas muchas veces los que prefieren hablar con alguien externo a la familia. Eso no significa que no confien en nosotros, simplemente, de la misma forma que cuando tienen anginas van al médico, cuando tienen un problema de tipo emocional, acuden al psicólogo.

Cuando vemos que nuestros hijos o hijas están más tristes o apagados, de repente en los estudios vemos que empeoran, están menos comunicativos, no quieren salir, comen menos, o al contario no paran de comer, duermen mal o se pasan el día durmiendo... estos son algunos de los signos que nos pueden indicar que lo están pasando mal. Si una vez que hablamos e intentamos resolver los problemas en familia y vemos que no lo conseguimos, entonces sí es hora de consultar con un profesional para que nos oriente sobre que rumbo debemos tomar.