Es importante saber que los niños y niñas funcionan como espejos, es decir que imitan lo que ven. Por eso es importante cuando están rabiosos o rabiosas decirles que somos conscientes de que no lo están pasando bien, que entendemos su rabia pero que la tiene que desplazar hacia otro sitio que no seamos nosotros. Pero eso les resulta muy dificil, porque al final para nuestro/as hijos e hijas somos su lugar seguro y es con sus padres y madres con quienes se muestran tal cual son. Debemos mantener la calma, no gritar más, de lo contrario cada vez los gritos van a ir en aumento, cuanto mas sereno sea nuestro tono de voz, más tranquilo será siendo el suyo. Y si finalmente necesita que le dejemos un rato a solas lo mejor es dejarle que se tranquilice para más tarde retomar la conversación. Tenemos que tener en cuenta que les resulta complicado entender sus emociones y que en ocasiones se descontrolan porque ni ellos/as mismos/as entienden lo que les pasa, y simplemente necesitan que les contengamos con un abrazo o dicíendoles que les entendemos y que estamos esperándoles para cuando esten listos para hablar.