Validar una emoción consiste en que la otra persona se de cuenta de que entiendes lo que está sientiendo, que sabes por lo que está pasando. La otra persona debe sentir que empatizamos con su estado emocional.
Un ejemplo sería: si nuestro hijo adoleste se enfada porque quiere llegar a casa por la noche más tarde de la hora establecida, debemos decirle: entiendo que te endades y que te sientas frustrado, porque yo a tu edad también quería salir y divertirme y no me gustaba que me pusiesen límites, pero considero que la hora que te he puesto es razonable y por más que te enfades no la voy a cambiar. Seguro que más adelante llegamos a un acuerdo.
Que nosotros hagamos esto, no va a significar que nuestro hijo deje de estar enfadado, pero si va a ver que sabemos como se siente, que nosotros también nos sentimos así y sobre todo que puede hablar de emociones con nostros.