¿Qué son los TCA?

Tal y como describe el manual diagnóstico CIE-11, los trastornos de la conducta alimentaria engloban todos aquellos comportamientos considerados anormales en relación con la alimentación. Para poder considerar dicho diagnóstico, las alteraciones no pueden explicarse por otra afectación de salud y no son esperables por el nivel de desarrollo de la persona ni el contexto cultural.

Pese a que los más conocidos suelen ser la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, hay otros diagnósticos que se encuentran en esta categoría. Es decir, se incluyen tanto problemáticas relacionadas con la preocupación por el peso, el aspecto físico y/o la ingesta como que no están vinculadas con este aspecto pero se relacionan con la alimentación.

Es crucial tener presente que el diagnóstico de un trastorno de la conducta alimentaria debe ser llevado a cabo por profesionales expertos en salud mental especializados en el tema. Son necesarias diversas entrevistas y evaluaciones para poder determinar la gravedad de la situación y la intervención necesaria.

Causas y factores de riesgo en los TCA

Como en la mayor parte de las problemáticas del ser humano, las causas pueden ser múltiples y variar en función de cada persona. Por ello, es esencial que cada familia pida ayuda profesional cuanto antes puesto que esto les permitirá saber qué está sucediendo en cada caso.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que hay aspectos como los factores sociales que pueden estar teniendo una gran influencia en el desarrollo de enfermedades de este tipo. Se considera un factor de riesgo que un/a adolescente esté expuesto/a a la cultura de la delgadez y la dieta, las imágenes modificadas de las redes sociales y la presión de los medios de comunicación.

Hay otros factores individuales que también serán relevantes en este contexto. Tener una baja autoestima, mostrar una tendencia al perfeccionismo y una elevada autoexigencia además de otros posibles problemas emocionales también se consideran factores de riesgo.

La familia en la prevención de los TCA

Además de lo comentado en el apartado anterior, es crucial comprender que ciertas dinámicas familiares pueden contribuir en la aparición de un trastorno de la conducta alimentaria. El hecho de no respetar los espacios de los otros miembros de la familia (aglutinamiento), la sobreprotección, el excesivo control, la rigidez y la implicación de los hijos en los problemas parentales son factores que ponen en riesgo a los y las menores.

La familia en el tratamiento de los TCA

El papel de la familia durante el tratamiento de un trastorno de la conducta alimentaria es crucial. Su implicación puede ser a diversos niveles. Es probable que algunas opten por intervenciones en las que se involucre a toda la familia. Teniendo en cuenta que estamos hablando de TCA en adolescentes, esta es una opción realmente interesante.

Sin embargo, otras familias brindarán su apoyo y acompañamiento emocional durante el proceso que el/la adolescente realice de forma individual y esta es una opción totalmente válida e importante también.

Sea como sea, durante el proceso la familia jugará un papel imprescindible en aspectos como la restructuración de dinámicas familiares. Se deberán cambiar aquellas disfuncionales por otras que fomenten el acompañamiento y el apoyo. Además, la familia también puede ser crucial en aspectos como la adherencia al tratamiento y a los planes de intervención.

La familia en la recuperación y prevención de recaídas de los TCA

Incluso cuando el/la adolescente ya no presenta sintomatología y se considera que la fase aguda del tratamiento ha finalizado, la familia es un aspecto clave. El acompañamiento y apoyo emocional que se brinde a nivel familiar será crucial en la prevención de recaídas. La comunicación abierta, fluida y libre de juicio es un aspecto fundamental durante el proceso.


La familia puede ayudar a establecer rutinas y actividades de autocuidado que fomenten el bienestar emocional, físico y mental de todos los integrantes. Además, también será importante que el sistema familiar esté pendiente de las señales que puedan indicar una posible recaída para poder atender esa situación cuanto antes.











Fuente:Psicologíaymente


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